Segundo asalto con la experiencia de lo ya aprendido

Hizo la plantilla verdiblanca un máster en eliminatorias de ascenso en unas dos horas de tiempo real. Ese bagaje, si lo metaboliza bien y las piernas le responden a un plantel de rotación muy corta, debería servirle para afrontar con la máxima motivación y la misma ilusión que el viernes el segundo capítulo de la eliminatoria. Que se juega este domingo con cambio de escenario y también de hora respecto a la inicialmente prevista. La serie se traslada al WiZink Center, pabellón top pero de pésimo recuerdo para el equipo bético, y ayer se anunció que el comienzo se retrasaba media hora, a las 12.30. Seguro que el cuerpo técnico empleó el sábado para corregir todo aquello susceptible de ser matizado y mejorado en aras de plantar batalla de nuevo y meterle el susto en el cuerpo al conjunto colegial. Con el 1-0 todo está abierto y hay muchos interrogantes sin despejar, pero el hipotético 2-0 dejaría al Betis malherido y contra las cuerdas, sin margen de error el viernes 24 de mayo, cuando la eliminatoria se traslade al pabellón San Pablo. Por eso, el partido del WiZink puede suponer un antes y un después en el futuro de la serie.

Es trascendental, aunque no definitivo. A diferencia de lo sucedido en Magariños, el Betis no debería reincidir en su principal pecado: esa hipotensa salida de tacos, en el cuarto inicial, impresionando por el ambiente y asfixiado por la voraz intensidad del Estudiantes. Todo se aunó para que el equipo patinase en la apertura de la eliminatoria, si buen tuvo el carácter, la férrea mentalidad y la capacidad competitiva, una vez más, para corregirse, centrarse y meterse de lleno en el partido, leyendo bien lo que reclamaba, siempre con Joaquín Rodríguez con la batuta, como consistente líder, del primer minuto al cuarenta. Con su mayor longitud de eslora, gracias a su amplia rotación, el Estudiantes procurará llevar el partido al terreno más físico, sobre todo en los tableros. Que DeBisschop y Berzins sumasen tantas faltas en el primer tiempo condicionó el plan. Pero es una variable que puede darse de nuevo, punto débil que el Betis camufla con el empleo de defensas zonales.

Con Larsen, el pívot titular colegial, tiene tarea el scouting bético para tratar de minimizar su impacto. Sus 17 puntos y cuatro capturas, para 21 créditos de valoración, lo convirtieron en el mejor del Estu, un equipo más coral que el Betis: Wintering (16), Dee (13), Sola (10) y Cáffaro (10) también se dispararon hasta las dobles figuras en el apartado anotador. Un hito que en la tropa de Bruno Savignani sólo alcanzaron dos jugadores. Sus dos puntales: Polanco (18) y Joaquín Rodríguez (28), MVP de la primera jornada del play off, por cierto, gracias a su magnífica actuación, no sólo ceñida a los puntos. Aportó el uruguayo seis rebotes y cinco asistencias, amén de seis faltas recibidas y un 3/6 en el triple, para 31 de valoración. Y sobre todo, al margen de esos números, liderazgo, carácter, competitividad que contagia, descaro e influencia mayúscula en todo lo que hace el Betis cuando él está en la cancha. Obviamente, su alianza con Polanco le reporta suculentos dividendos al equipo, pero el viernes se demostró que con esta sociedad monopolizando el juego y produciendo en cantidades industriales, al Betis difícilmente le alcanza para tumbar a un rival de la envergadura del Estudiantes, que juega con mucho ritmo, varios registros y un alto componente físico.

Hasta 36 tiros libres, por los 17 del conjunto bético, lanzó el madrileño. En el rebote, en cambio, no se achicó el Betis y se registró un empate técnico con cifras gemelas: 35 capturas por barba, 25 de ellas defensivas. El partido, vibrante, acorde al nivel de los equipos y al premio que concede la serie (el acceso a la Final Four), fue de rompe y rasga. Y el Betis demostró sus credenciales y sus hechuras. Que no ha llegado hasta aquí por casualidad. Tiene capacidad, química y baloncesto, pero hasta que la pelota no se lance de nuevo al aire en el WiZink Center no se sabrá si ha tenido tiempo suficiente para resetearse mentalmente y recuperarse físicamente del tremendo esfuerzo que le exigió el duelo en Magariños. La expedición bética obviamente se quedó en Madrid, donde ayer hizo trabajo de recuperación y también se entrenó. Hoy le espera el segundo episodio y tendrá que estar preparado para una batalla con las mismas coordenadas. Muy dura. El Betis, no se olvide, cuenta con la baja de Kuksiks, tras lesionarse en el gemelo en el choque contra el Movistar Estudiantes. Una ausencia muy sensible, por la capacidad del letón para abrir el campo en momentos decisivos de los partidos, para un equipo que va sobrado de orgullo pero no de número de jugadores con puntos en las manos.