el tercer tiempo
«¿A qué estamos jugando, carajo?»
El equipo bético perdió de manera clara ante el Atlético de Madrid
Atlético - Betis: Qué corta se quedó la bronca de Pellegrini (4-1)

La pausa de hidratación en el minuto 25, y el hecho de que la cámara indiscreta pudiera asomarse a la reunión de jugadores que aprovechaban para beber agua, nos dejó una escena sorprendente: con un cabreo considerable, Pellegrini arengaba a los suyos —«¡Vamos a ... jugar para adelante», le decía a Perraud. Y después se encaraba con Ruibal, al que llegaba a zarandear: «¡Vamos a despertar, vamos a despertar!». «¡Empieza a correr», gritaba furioso a Abde. «¡Estamos jugando al trote! ¿A qué estamos jugando, carajo?», protestaba un Pellegrini fuera de sí. «Juega para adelante, Sergi, para adelante, Román» —insistía el técnico verdiblanco a Altimira y Perraud—, «aunque se pierda».
El chileno tiene fama de hombre templado, que no se descompone cuando las cosas se tuercen. Pero su equipo había saltado al césped del Metropolitano con cierta desidia. No hace falta tener 71 años, como el Ingeniero, para saber que el Atlético de Simeone te machaca si no muestras intensidad ni personalidad. «¡Vamos a hacer nuestro fútbol!», se pudo oír en tono airado, como si los jugadores béticos hubieran infringido la más básica de las normas: no renunciar a tu estilo de juego. El Atlético no lo hizo: volvió a ser fiable en casa, contundente, agresivo, incluso llevando el peso del partido, lo que no siempre ha sido capaz de hacer cuando juega fuera de su estadio.
Julián Álvarez —autor de dos goles, uno de ellos un soberbio tanto de falta directa— y Sorloth fueron un quebradero de cabeza para la defensa bética desde el pitido inicial. Entre los dos han metido más de una treintena de goles en el campeonato liguero. Adrián salvó algunos goles cantados del delantero noruego y de otros atacantes rojiblancos. Álvarez y Sorloth son buenísimos, sin duda. Y también los que les sirven balones al espacio, especialmente a Sorloth, portento físico que sabe desmarcarse como nadie. Pero parecen aún mejores si su rival les permite desplegar su juego.
La regañina de Pellegrini tuvo su efecto en los minutos posteriores a la reprimenda, y, sobre todo, una vez el técnico dio entrada en la segunda parte a Isco, Antony y Cucho, que sustituyeron a Abde, Bakambu y Altimira. El Betis del segundo tiempo sí salió enchufado y un fabuloso gol de Fornals le metió en el partido, pero es muy difícil remontar un 2-0 en el Metropolitano. La bronca de Pellegrini llegó demasiado tarde.
El 15 de octubre de 2006, Estudiantes —el equipo de La Plata— goleaba 7-0 a su rival, Gimnasia y Esgrima. Al final del partido, José Luis Calderón, delantero de Estudiantes, reveló que su entrenador —el Cholo Simeone— les había puesto, antes del partido, un extracto de una película protagonizada por Al Pacino. En el film —'Un Domingo cualquiera'—, el actor norteamericano interpreta a Tony D´Amato, entrenador de futbol americano de los Miami Sharks. Este logra motivar a su equipo antes del partido clave en la temporada:
«En cada juego, en la vida o en el futbol, el margen de error es tan estrecho. Quiero decir, medio paso atrasado o adelantado y no llegarás; medio segundo demasiado lento o muy rápido y no lo atraparás. Las pulgadas que necesitamos están por todas partes. Están en cada descanso del partido, en cada minuto, en cada segundo». El entrenador interpela a sus jugadores: «Tienen que mirar al tipo que tienen a su lado. Mírenle a los ojos. Verán a alguien que recorrerá esa pulgada con ustedes. Verán a alguien que se sacrificará por este equipo, porque sabe que, llegada la hora, ustedes harán lo mismo por él. Eso es un equipo, caballeros. O bien nos reconstruimos ahora, como un equipo, o moriremos, como individuos. Eso es el futbol, chicos. Eso es todo lo que es. Ahora: ¿qué van a hacer?».
Me pregunto qué dijo Pellegrini a sus pupilos antes del partido. Y Simeone.
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