Las grandes devociones de Lopera en la Semana Santa de Sevilla
El expresidente del Betis siempre profesó una especial devoción a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y al Cautivo de San Ildefonso, a cuyas citas no faltaba ningún viernes como miles de sevillanos
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Sevilla
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Iniciar sesiónManuel Ruiz de Lopera, mandatario del Real Betis Balompié entre 1992 y 2010 ha fallecido en Sevilla a los 79 años. Una noticia luctuosa que ha corrido como la pólvora en la ciudad que lo vio nacer y en el resto de España, donde ... sus andanzas al frente del club heliopolitano siempre fueron objeto de críticas, alabanzas y no pocos especiales informativos.
El Betis no fue la única pasión de Manuel Ruiz de Lopera. El empresario siempre fue un hombre muy religioso que proclamaba a los cuatro vientos su unión a la Iglesia y a varias hermandades y cofradías de Sevilla. Como él mismo decía, su Gran Poder Bendito era la mayor de sus devociones, junto al Cautivo (el de San Ildefonso) y el Nazareno de Priego de Córdoba.
Cada viernes, como miles de sevillanos, acudía a la basílica de la Plaza de San Lorenzo para rezar ante Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, y si tenía que salir de viaje, iba un día antes para no faltar nunca a su cita. Desde pequeño, y de la mano de su padre, Lopera aprendió a conocer y amar al Señor de Sevilla cuando Éste aún estaba en la parroquia de San Lorenzo. Con los años, ya en la década de los 90, ayudó a la restauración del templo en un momento en el que los techos prácticamente se venían abajo y dos cofradías residentes en la iglesia habían tenido que desplazarse a otras sedes por el riesgo existente.
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Y para el Gran Poder siempre estuvo dispuesta la cartera de este magnate inmobiliario. Sufragó la construcción del Casinillo, los faldones de los pasos de Cristo y Virgen, el manto, bordado con 101 kilos de oro, de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso que, como afirmaba orgulloso, estuvo expuesto en «la antigua Audiencia» en la Plaza de San Francisco. Precisamente la Virgen de la Estrella portó este manto en su veneración en la parroquia de San Jacinto en la Semana Santa pandémica de 2021. También ayudó en la restauración del San Juan de Juan de Mesa, que tuvo que ser trasladado a Madrid para su reparación.
Lopera presumía de tener en sus oficinas de la calle Jabugo una «copia original» del Gran Poder, al que rezaba a diario, y una camisa que el Señor llevó durante una estación de penitencia, regalo del que fuera hermano mayor de la corporación de la Madrugada Antonio Ríos. En más de una ocasión se le vio asimismo pasando el pañuelito en el besamanos del Señor en su Basílica.
Lopera vivió también y siempre con fervor los viernes de Cuaresma en la iglesia de San Ildefonso, donde el Cautivo concita a miles de devotos que perpetúan una tradición de siglos. Un busto de este Cristo preside su centro de trabajo en el Fontanal, donde también alberga los antiguos brazos de la venerada Imagen y una peluca antigua de pelo natural, que le regaló la hermandad cuando Lopera compró una nueva para el Señor.
Lopera y el balcón
Si hay un balcón famoso en la calle Sierpes es el balcón de Lopera, encima de la cafetería Catunambú, donde el expresidente del Betis acudía para contemplar cómodamente el discurrir de las cofradías por el inicio de la Carrera Oficial y a donde solía invitar a amigos, familiares y futbolistas. Rara era la Semana Santa en la que los fotógrafos de prensa no captaban a algún personaje de cierta relevancia social en el balcón, donde Don Manuel disfrutaba como anfitrión y gustaba de dejarse ver durante la Semana Santa.
No ha sido tan conocida su devoción, quizás por ser más reciente, por la Virgen del Rosario y Nuestro Padre Jesús de la Esperanza, de la Hermandad de la Milagrosa, corporación de la que también fue hermano.
Manuel Ruiz de Lopera descansa ya tras varios años de enfermedad y declive, durante los que a buen seguro las estampas del Cautivo o el Gran Poder no han faltado en su mesita de noche. Descanse en paz.
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