El camino del Betis a la final: sin rosas hasta Breslavia

Krybvas, contigo empezó todo. El Betis debía jugar la fase de play off para clasificarse a la nueva edición del torneo del Viejo Continente y solventó por la vía rápida ante el modesto conjunto ucraniano, al que doblegó en el global por un rotundo resultado (5-0). Era agosto y hasta octubre se iba a hacer de rogar la primera puesta en escena del curso en la competición en la fase de grupos. Marchaba ilusionado el Betis con llevarse algo positivo frente al Legia en Varsovia pero empezó cayendo y arrojando severas dudas (1-0), las cuales fueron confirmadas poco después en el segundo duelo de la fase de grupos en el envite frente al Copenhague, en esta ocasión en el Villamarín, pese a que Abde marcó temprano, ya que luego igualó Diks (1-1). No conseguía en esos dos primeros duelos cogerle la medida a la Conference un Betis que nunca hubiera imaginado entonces llegar a la cita definitiva. En noviembre llegó frente al Celje el primer triunfo en esta fase (2-1), con tantos Natan y Juanmi, que neutralizaron el de Juanjo Nieto, lo que daba una mínima posibilidad de pase a las eliminatorias posteriores. El Mlada Boleslav, con dianas de Vojta y Vydra, complicarían aún más las cosas a los de Pellegrini, a quienes expulsaban a Lo Celso por más que el argentino vio portería ese día (2-1).

Fue sin duda una jornada aquélla de infausto recuerdo que marcó un punto de inflexión, puesto que desde entonces el Betis remontó su paso por el torneo continental venciendo primero al Petroclub lejos de Sevilla (0-1), con un gol salvador de Bakambu, y luego otro acierto de Cardoso en la siguiente jornada ya frente al HJK Helsinki (1-0). No evitaría la ronda previa del play off a octavos un Betis que esperó adversario y ahí que llegó el Gent a doble partido y ya en febrero, con el Betis como un cohete, a poner en tela de juicio las ganas del Betis de ir dando pasos en la Conference. Venció en Bélgica éste con goles de Antony, Bakambu y Altimira (0-3) y perdió en Sevilla merced al solitario gol de Archie Brown (0-1), sellando su sitio en octavos.

Era un 6 de marzo cuando el Betis, tras diez encuentros cuyo balance no había sido nada favorable hasta el final, se plantaba al fin en la primera eliminatoria del cuadro final de la Conference. La suerte le había emparejado con un Vitoria de Guimaraes al que primero se iba a enfrentar en el Villamarín y luego en la mencionada ciudad portuguesa. Por entonces los verdiblancos ya gozaban de la presencia ofensiva que desde principios del curso se le venía requiriendo, y que apareció especialmente con la llegada de Antony en el mercado invernal, así que las cosas fueron poco a poco mejorando en LaLiga por más que en Copa se dijese adiós ante un Barcelona que acabaría campeón.

Al tiempo en esa primera semana de marzo el Vitoria aterrizaba en el Villamarín para dejar un resultado que no era nada beneficioso para los heliopolitanos. Adelantó a los béticos Bakambu por más que Saraiva hiciera el 1-1, e Isco aumentó la renta que fue de nuevo reequilibrada merced a una diana de Nelson, con lo cual el Betis tuvo que conformarse con un empate en la ida de estos octavos de final (2-2), y a sabiendas de que volverá a jugarse el pase en Guimaraes que tanto le ha costado al equipo de Pellegrini en Europa años atrás. Cinco minutos apenas duraría el Vitoria en su propio campo. Porque el Betis demostró ese día querer llegar a Breslavia. Bakambu enseñó dos veces el camino que luego recorrerían tanto Antony como Isco, goleadores al igual que el congoleño para tumbar al fin el muro de los octavos (0-4). Uno que permite a los verdiblancos soñar a lo grande en cuartos.

Había evitado el Betis hasta última hora al Chelsea, que quedaba encuadrado al otro lado de la tabla de enfrentamientos. Tras superar al Vitoria había que disputar nada menos que con el marco de los cuartos de final un partido que a posteriori sería inolvidable. Colocarían los verdiblancos la chincheta en Bialistok, ciudad del noreste de Polonia, a cuyas tierras debía desplazarse con motivo de las vueltas del compromiso. Antes quedaba toda una ida en víspera de unas fechas muy especiales para la ciudad como es la Semana Santa, y más en la ciudad de María Santísima como es Sevilla.

El Jueves de Pasión quedó programado el Betis - Jagiellonia y los verdiblancos sacaron adelante este nuevo desafío en lo continental que sin duda supuso todo un reto tras haber vencido por goleada al Vitoria. Bakambu y Jesús Rodríguez fueron los goleadores en una noche feliz para los heliopolitanos, que dominaron en fondo y forma a su adversario pero les quedó la sensación de haber podido rematar aún más si cabe al Jagiellonia, ya que la ventaja aún había que gestionarla lejos del Villamarín. El estadio bético por cierto obtuvo el récord de asistencia en competición continental en una noche prácticamente perfecta para el Betis, que se disponía a preparar la cita de vuelta la semana posterior. Un Jueves Santo en el que el cuadro bético se desplazó a Bialistok. Mantuvo la ventaja el equipo de Pellegrini hasta el tramo final del duelo en el que Bakambu al filo del final del choque, tranquilizando a la parroquia verdiblanca allí congregada. Curlinov anotó para los polacos el único gol del Jagiellonia en los cuartos de final. Ya todo eran semifinales.

Y llegaban las semifinales ante toda una Fiorentina. Por su lado del tablero el Chelsea hacía su trabajo eliminando al Celje y le tocaba ahora medirse al Djurgarden, un rival de esos llamados trampa que finalmente apenas supondría un escollo ante el poderío de los ingleses. Los verdiblancos volvían a albergar una nueva cita continental, la última del Viejo Villamarín antes del traslado temporal a la Cartuja antes de dar paso a la modernización del nuevo estadio, y fue la casa de todos los béticos la que empujó y fue clave en las aspiraciones de los de Pellegrini en marcharse a Florencia con un resultado favorable, aunque con toda la eliminatoria por decidir.

Abde estrenó el luminoso en esta ida de las semifinales de la Conference, en un cruce verdaderamente complejo para el Betis, al tiempo que Antony hacía el 2-0 y Ranieri el 2-1 definitivo con el que se daría el pitido final en Sevilla. El resultado podía haber cambiado mucho en uno y otro sentido por más que los heliopolitanos tuvieron opciones de alargar su cuenta, pero tampoco le perdió la cara el partido el conjunto italiano, que ahora sabía que contaría con el aliento de un Artemio Franchi a medio gas por culpa de las obras del estadio de la Fiorentina. Con todo se presentaba allí el Betis para vivir lo que era un jueves de Feria de Abril por derecho en la memoria colectiva del beticismo: Antony volvió a ver portería, esta vez en Florencia, Gosens anotaba dos para lamento de los verdiblancos, poniendo el 2-1 momentáneo, hasta que Abde desataba la locura en el tiempo añadido con el gol del éxtasis en el 94'. Porque todos los caminos llevaban a Breslavia, pero eso sólo podía escribirse tras el pitido final de Florencia.