«Me siento marginada»: una velocista transexual francesa denuncia la prohibición de participar en los Juegos Olímpicos

Diouf había estado entrenando duro para mejorar su marca de 200 metros con la esperanza de correr en casa en los Juegos de 2024. Pero sus ambiciones se vieron truncadas en marzo, cuando el organismo rector WAprohibió a las mujeres transexuales que han pasado por la pubertad masculina competir en pruebas femeninas, alegando la «necesidad de proteger la categoría femenina».

«No puedo entender esta decisión, ya que a las mujeres transexuales siempre se les ha permitido competir si sus niveles de testosterona estaban por debajo de un determinado umbral», declaró Diouf en una entrevista.

«La única salvaguarda que tenemos las mujeres transexuales es nuestro derecho a vivir como queramos y eso se nos niega, se nos acosa... Me siento marginada porque me excluyen de las competiciones».

Nacida en Senegal, Diouf llegó a Francia con cuatro años. Ya adulta, se trasladó a Aix-en-Provence, donde inició una terapia hormonal para cambiar de sexo, y su transición de género fue reconocida por las autoridades francesas en 2021.

Las medidas más estrictas impuestas por WA en torno a uno de los temas más polémicos y divisivos del deporte -cómo equilibrar la inclusividad garantizando al mismo tiempo que no haya ventajas injustas- siguen a una medida similar adoptada por World Aquatics en 2022.

Los grupos de defensa de la comunidad LGBTQI afirman que excluir a los atletas trans equivale a discriminar, pero el presidente de la WA, Sebastian Coe, ha declarado: «Las decisiones siempre son difíciles cuando se toman con el fin de evitar la discriminación: Las decisiones son siempre difíciles cuando se trata de necesidades y derechos contrapuestos entre diferentes grupos, pero seguimos pensando que debemos mantener la equidad para las atletas por encima de cualquier otra consideración».

Hasta la entrada en vigor de las nuevas normas, las mujeres transexuales y las atletas con diferencias en el desarrollo sexual (DSD) sólo podían participar en pruebas de élite entre los 400 metros y la milla si sus niveles de testosterona plasmática natural eran inferiores a cinco nanomoles por litro, aunque las velocistas de 100 y 200 metros podían correr. Esas normas afectaron a atletas con DSD, como la bicampeona olímpica de 800 metros Caster Semenya y Francine Niyonsaba, subcampeona tras Semenya en los Juegos Olímpicos de 2016; a ninguna de las dos se les permitió competir en los Juegos de 2020. La namibia Christine Mboma pasó de su distancia preferida de 400 metros a los 200 metros en Tokio y ganó una medalla de plata.

En marzo, el consejo de WA redujo a la mitad la cantidad máxima de testosterona en plasma para los atletas con DSD, de cinco a 2,5 nanomoles por litro. Las normas de WA también establecían que el nivel debía mantenerse durante al menos 24 meses antes de que los atletas con DSD pudieran competir en competiciones femeninas.

El endocrino de Diouf, Alain Berliner, declaró que la atleta de 21 años «es una mujer, desde un punto de vista fisiológico, hormonal y legal».

Diouf, musulmana practicante a la que le encanta ir de compras y viste minifaldas además de largas túnicas de chilaba, dijo que no había guardado ninguna foto suya de niño. «No era yo», afirmó.