El abogado de Jenni Hermoso, en el juicio: «No fue consentimiento, fue sometimiento»

Inauguraba Chavarría la que sesión de este jueves con sus conclusiones después de que ayer hiciese lo propio la Fiscalía. Ambas acusaciones solicitan un año de prisión para Rubiales por agresión sexual y año y medio por un delito de coacciones del que también acusan al exseleccionador Jorge Vilda, al que era director deportivo de la selección, Albert Luque y al entonces responsable de Márketing de la Federación, Rubén Rivera.

Sobre el beso, Chavarría ha incidido en que se trató de «un atentado contra a libertad sexual» de Hermoso porque se ha evidenciado durante el juicio que ella se vio en una situación «totalmente pasiva», sin capacidad de reacción. Sostiene que Rubiales ni le pidió ni le podría haber pedido ese beso atendiendo al protocolo contra el acoso sexual de la RFEF, pero es que incluso aunque lo hubiera pedido, «iba a consumarlo en cualquier caso, no había posibilidad de escapar» para la jugadora.

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El letrado ha incidido en que pese a lo que sostiene Rubiales, no hay prueba alguna de que existiese consentimiento, tampoco en esa supuesta pericial elaborada por una persona sorda de nacimiento sin titulación que se había realizado para el expediente sancionador de la FIFA y que su defensa aportó al juicio, donde el 'perito', Daniel Morillo, hubo de apoyarse en una intérprete «porque no podía leer los labios del juez». Relevo ha desvelado este jueves que esa intérprete, que se dijo imparcial y contratada por una empresa, es en realidad la secretaria de Morillo.

«La existencia de consentimiento tiene que ser claro, concluyente y manifestado de forma libre. ¿Aquí es claro? ¿Es concluyente? ¿Es de forma libre cuando tenía bloqueada la cabeza?», ha destacado, para incidir en que «el beso robado es una conducta típica y punible» y la «euforia» con la que trata de justificar Rubiales su conducta, «ni es atenuante ni eximente» del delito.

Ha citado en este punto dos sentencias del Tribunal Supremo que ayer también puso sobre la mesa la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez. Una, la relativa a 'la Manada' de los Sanfermines que condenó por agresión sexual. La otra, sobre la agresión sexual de un policía que intentó besar a una detenida que estaba bajo su custodia. La conclusión es análoga en ambos casos: una mujer no puede tener «una especie de sentido de servidumbre sexual de tener que soportar el deseo de un hombre».

En cuanto a las coacciones, Chavarría recordó que a golpe de testificales, ha quedado acreditado que tras el beso Rubiales puso a «toda la estructura federativa en marcha» para salvarse y ha recordado que aquel primer comunicado en que se atribuían a la jugadora palabras que ella no había pronunciado, decía: «fue un gesto de cariño y agradecimiento». «¿Agradecimiento?», se preguntaba el letrado, «¿qué tenía que agradecer la señora Hermoso, que le diera un beso Rubiales?».

A partir de ahí, ha recopilado lo actuado en el juicio para apuntalar su acusación por coacciones contra Vilda por la conversación con el hermano de Hermoso y Rivera y Luque, por la insistencia a la jugadora en Ibiza. «Era importante que Rivera consiguiese que Hermoso hablara con Integridad o en su defecto, con el señor Luque y el testimonio de Ana Ecube es suficiente, pues con sus declaraciones dejó nítida esa insistencia hasta el punto de tener ella que interferir», ha señalado.

Para la defensa de Hermoso, no se puede obviar que todo esto «ha marcado significativamente a la víctima, la ha señalado, la ha estigmatizado a nivel no solo de España sino internacional», recuperando la afirmación que dejó ayer la fiscal en la sala, que ya nunca será «Jenni la del mundial» sino «Jenni, la del beso».

A renglón seguido ha expuesto sus conclusiones la abogada de la AFE, María José López, que ejerce la única acusación popular en esta causa pues Futpro, el sindicato de mujeres futbolistas profesionales, no se personó, como tampoco la RFEF. «Nuestra personación trae causa del desamparo de Hermoso por parte de la Federación, una institución dirigida entonces por uno de los acusados que no ha querido ni sabido protegerla ante una estructura vertical, manipuladora y servilista del presidente y su equipo más cercano, hecho que condenamos. Una institución que no ha llevado un liderazgo ético ante la agresión sufrida y las coacciones», ha señalado.

Durante su exposición se ha centrado en que el testimonio de Hermoso «es verosímil» y se ha ido corroborando a lo largo del juicio oral, para llevar a la conclusión de que recibió un beso «de manera agresiva, sorpresiva e inesperada» que constituyó un «una violación de la integridad corporal y la libertad sexual por ausencia de consentimiento».

López, experta en derecho deportivo, ha dedicado buena parte de su informe a recordar que «besar a una jugadora no está permitido en el protocolo contra el acoso» de la Federación, como tampoco siquiera pedirlo, para después repasar los hitos que constituyen el centro de la acusación por coacciones. Solicita, como el abogado de Hermoso y la Fiscalía, un año y medio de cárcel por esto para cada uno de los acusados y otro año más para Rubiales por agresión sexual.