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DEPORTIVO

Valerón: «Un futbolista no es más importante que un camarero»

El futbolista canario, que vio una tarjeta amarilla después de siete temporadas, es, a sus 37 años, uno de los grandes protagonistas del líder de Segunda

Valerón: «Un futbolista no es más importante que un camarero» FERNANDO GÓMEZ

BORJA DE MATÍAS

El pasado sábado, mientras el Deportivo de La Coruña certificaba su octavo triunfo consecutivo y se postulaba como principal favorito para volver a Primera, Juan Carlos Valerón veía su primera tarjeta amarilla en siete temporadas . Lo peculiar del caso es que la amonestación le cayó por error, ya que la infracción la cometió su compañero Colotto. «A mí me da igual, y él cumplía ciclo», declaró después. A sus casi 37 años, «El flaco», al que le «hacía la misma ilusión jugar en Segunda con el Dépor que en la selección», juega con una modestia casi insultante un papel fundamental en el líder de la categoría de plata.

—Se lo habrán preguntado mil veces, pero, ¿hasta cuándo?

—(Suspiro) ¡No lo sé!

—Dicen que cuando a un jugador se le quitan las ganas de ir a entrenar, es el momento de dejarlo.

—Entonces a mí no. El día que eso me pase es que habré perdido la ilusión, y cada día tengo más. Ahora es cuando más disfruto, porque vivo cada momento como si fuera el último.

—Además, deportivamente las cosas marchan muy bien y usted está volviendo a disfrutar jugando.

—Estoy contentísimo. Hemos encadenado una buena racha de resultados, y aunque sabemos que los malos partidos llegarán, no dejamos de trabajar. Ése es el camino.

—¿Nota que la Segunda División es más complicada?

—Es diferente. Tiene sus cosas y debes adaptarte. Los equipos pelean igual.

—Se le ve feliz esta temporada.

—Sí. Han sido momentos muy duros, sobre todo después de la lesión de rodilla. Estuve casi dos años sin jugar, y con treinta y tres años. Lo más importante es sentirse útil y querido.

—Y siempre en el Dépor.

—Ahora mismo no hay otra cosa. Son muchos años aquí, identificado con la gente, con el club. Y como realmente me siento partícipe de todo esto, quiero ayudar. Lo siento como algo mío.

—Usted dijo en una ocasión: «El fútbol es el Dépor».

—Aquí he pasado mis mejores años. Crecí como futbolista y pude desarrollar un buen trabajo por el equipo que había, por la propuesta… Eso lleva a implicarse de otro modo, a pesar de que haya cambiado la filosofía y, sobre todo, la economía.

—Le toca convivir con chicos mucho más jóvenes. ¿Les aconseja?

—Me siento muy unido a ellos. He pasado por lo mismo y les puedo guiar, aunque al final tienen que estar preparados para afrontar las situaciones.

—¿Es ahora cuando más valora lo que significa ser futbolista?

—Desde que empecé he intentado ser una persona muy natural y normal. Lo que siempre he tenido en mente ha sido el público. La gente es el fútbol, y el fútbol es para la gente. Nadie debería olvidar eso. Para mí salir de Riazor y que alguien me diga «hoy me he divertido viéndote jugar…», uf, eso no se paga con dinero.

—Supongo que también influye la imagen frívola que da el futbolista.

—Eso forma parte del negocio, y cada uno lo maneja como puede. El futbolista no es más importante que un camarero, por poner un ejemplo.

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