La sincronizada española, paso a paso hasta el cielo

Así pasó con la natación sincronizada. Siempre arrastró a miles de seguidores por televisión. Quizá por eso la moda se trasladó a las piscinas de verdad y, quizá por eso, ha ido avanzando a pasos pequeños, pero seguros, hasta alcanzar cotas muy altas.

La evolución meteórica de los nadadores de sincronizada españoles, -solo chicas, pues la categoría masculina no se considera olímpica todavía- se ve a simple vista. Lejos quedaron los últimos puestos con los que se iniciaban en los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988 . El puesto decimocuarto de Eva López Morales y Nuria Ayala Mitjavila fue solo el inicio de un camino lleno de éxitos en un deporte que se había hecho olímpico en Los Ángeles de 1984 y que todavía no contaba con la especialidad de grupos. Eva y Nuria fueron las que rompieron la barrera y lograron que la natación sincronizada comenzara a entrar en la vida del deporte español por más alicientes que su belleza visual.

Pasito a pasito, de Juegos en Juegos, y de Mundiales en Mundiales, las españolas fueron acercándose paulatinamente a los puestos de cabeza. Sin duda, gracias a un trabajo inconmensurable de entrenadores y familias de nadadoras que han tenido que sacrificar mucho para lograr un nivel competitivo de primer orden. “La sincronizada implica muchas horas de entrenamiento. Renuncian a una vida de estudiante normalizada”, afrirma Anna Tarrés , seleccionadora y entrenadora de la selección española.

El equipo completo de natación sincronizada debutó en los Mundiales de Perth, en Australia (1991). De nuevo, en los puestos 12 (grupo), 14 (solo) y 15 (dúo), que todavía no dejaban ver el potencial que ya iba atesorando el combinado español. Eva López repetiría participación en Barcelona 92 y subiría un pequeño escalón que ganaría adeptos y seguidores. Además, jugar en casa significó el punto de inflexión que cambió el “¿podemos?” al “Sí, podemos” . España comenzaba a quedarse con algún nombre y los medios fomentaron el despegue.

Lamentablemente, no se consiguió la clasificación ni para los Mundiales de Roma de 1994 ni para los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996; pero fue un parón en el que se fraguó el renacimiento, y con más fuerza que nunca, de la natación sincronizada española. Y la figura destacada que lideró aquel cambio prodigioso fue, sin duda, la gran Gemma Mengual .

La nadadora barcelonesa hizo su aparición en los Mundiales de Australia de 1998, en el que ya debutó como solista y como líder del grupo. Lograron entrar entre las diez primeras, y ya en los Juegos de Sydney (2000), España se coló en la octava posición.

Las chicas de sincronizada ya no tenían freno y en cada participación de la década lograrían un puesto más alto, más exitoso, mejor. Así pasó en los Mundiales de Japón de 2001, donde ya no se conformaron con entrar en las primeras diez, sino que lucharon por las medallas . Mengual quedó sexta en la modalidad individual, pero el grupo acabó 5º. Ya estaban a las órdenes de Mengual nadadoras como Andrea Fuentes, Paola Tirados o Raquel Corral , grandes deportistas que lograrían tocar el cielo con las manos ocho años más tarde de aquella quinta posición.

En los Mundiales de Barcelona, en 2003, España demostró que estaría muy arriba y muy pronto. No en vano, Mengual logró la plata en su ejercicio individual y el bronce en el dúo con Paola Tirados . Y Capitaneadas con Andrea Fuentes, el equipo logró también la plata en la modalidad de combo. A partir de aquí, las españolas no se bajarían del podio en ninguna de sus participaciones posteriores en campeonatos del mundo. Plata en dúo y bronce en solo y por equipos en Canadá (2005); plata en solo y dúo y bronce por equipos en Australia (2007) y plata en solo, dúo y equipo en Roma (2009). Este último Mundial supuso además el mayor éxito conseguido hasta la fecha por las chicas de sincronizada. Ante la ausencia de la todo poderosa Rusia en la modalidad de combo, las españolas se llevaron el único oro que tiene su grandísimo palmáres . Hito que no se ha repetido, pero que tienen al alcance en cualquier momento, dada la ilusión y el esfuerzo que impera en el combinado español.

Los grandes eventos para todo deportista son, sin duda, los Juegos Olímpicos. Y la natación sincronizada así lo siente también. Después de saberse ganadoras en los campeonatos del mundo, Gemma Mengual y el resto del equipo aterrizó en Atenas con la moral muy alta. Tanto, que se rozó el podio en dúo y en equipo. Rusia (oro), Japón (plata) y Estados Unidos (bronce) se llevaron las medallas, pero ya sabían que podían alcanzar los metales. Y así lo demostraron en los últimos Juegos de Pekín, en 2008. España, muy consciente de que Rusia planea por encima del resto del mundo sin alcance posible, lograron una plata en todas las disciplinas, que sabe a oro . Gemma Mengual, Andrea Fuentes, Thaís Henríquez, Alba Cabello, Raquel Corral, Laura López, Gisela Morón, Irina Rodríguez y Paola Tirados fueron las nadadoras plateadas que demostraron al mundo que el camino hacia el cielo se conquista pasito a pasito.

El Mundial de Shanghái ha certificado que, a pesar de la juventud y los cambios que se han producido, la calidad y la entrega no han mermado ni un ápice en un equipo que es raro que se baje del podio . Las seis medallas en las siete finales disputadas, cinco bronces y una plata, son un triunfo magnífico para el grupo que lidera, en esta ocasión y después de una década, Andrea Fuentes, heredera natural de Gemma Mengual .

Debutó como solista y consiguió la única plata que no se llevaron las chinas. El grupo entero firmó un ejercicio final estupendo que valió más que la tercera posición, pero los jueces no se mostraron tan encantados con las acrobacias y el ímpetu español como el propio público chino. Solo en la actuación de combo no se logró medalla . Los fallos de sncronización y el cansancio pasaron factura y Led Zeppelin, que brindó el único oro del grupo en los Mundiales de Roma de 2009 fue superado por un Queen canadiense.

Todas se van contentas de Shanghái. Pueden hacerlo de sobra. El esfuerzo de todo un año convertido en seis medallas. Pero, sobre todo, la gran experiencia competitiva atesorada en esta semana. “Esta competición ha sido una “master class”. Hemos dado una buenísima imagen y hemos sido meritorias de seguir en el podio . La mayor alabanza que me han dicho ha sido: “Anna, felicidades, con todo el equipo renovado la imagen de España no se ha resentido”, comentó una satisfecha Anna Tarrés.

No solo no se ha resentido la imagen, sino que se han puesto las bases de un equipo con ganas de mucho más. De aquí a los Juegos de Londres de 2012 todavía queda una cita preolímpica y un Campeonato Europeo que servirá para afinar los detalles y abrillantar los bañadores para luchar por la plata. “Será difícil porque China seguirá trabajando. Solo acercándonos a las rusas [inalcanzables una vez más], podremos soñar con esa plata”, reconoció Tarrés. Alba Cabello, Andrea Fuentes, Ona Carbonell, Thais Henríquez, Paula Klamburg, Claria Basiana, Marga Crespi e Irene Montruccio beben del esfuerzo inicial de Eva y Nuria, y siguen los pasos de Gemma Mengual bajo las órdenes de “La Jefa”, Anna Tarrés . Con estas credenciales, solo se puede seguir avanzando en el camino del éxito.