Juegos Olímpicos
Seiko Hashimoto, golpe al machismo en Tokio 2021
Tras los comentarios machistas de su antecesor, ha asumido la organización de unos Juegos inciertos
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Iniciar sesiónDespués de competir en siete citas olímpicas y lidiar media vida en política, a Seiko Hashimoto le queda una prueba más difícil todavía: conseguir que se celebren este verano los Juegos de Tokio 2020 , aplazados un año por el coronavirus. A ... solo cinco meses de su inauguración, de la que muchos dudan por la propagación todavía considerable de la pandemia, esta exatleta acaba de tomar las riendas del comité organizador tras la abrupta marcha de su antecesor, Yoshiro Mori, en medio de un escándalo machista .
Irónicamente, Mori se ha visto obligado a dimitir por decir que «las mujeres hablan demasiado», lo que demuestra que por la boca muere el pez. Para borrar toda sombra de sexismo, el Gobierno ha elegido a Seiko Hashimoto , que tiene 56 años y era la ministra encargada de los Juegos desde 2019.
Nacida en la isla septentrional de Hokkaido cinco días antes de que se inauguraran los Juegos de Tokio en 1964 , sabe bien lo que es el sentimiento olímpico porque ha participado en cuatro de invierno y tres de verano. Como patinadora de velocidad en Sarajevo 1984, Calgary 1988, Albertville 1992 y Lillehammer 1994 , y como ciclista de pista en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996 . Para Japón, fue la primera mujer en ganar una medalla olímpica de invierno al obtener el bronce en los 1.500 metros de patinaje de velocidad en Albertville. En Seúl también hizo un notable papel al quedar quinta en la prueba de esprint. Apodada la «Hija de las Olimpiadas», ahora se convierte en la segunda mujer en la historia en presidir un comité organizador, tras las griega Gianna Angelopoulos en Atenas 2004.
Juegos sin alma
Con independencia del género, la misión es titánica porque, si finalmente se celebran, estos serán los Juegos más complejos y menos espectaculares del olimpismo moderno por las restricciones que obligue a imponer la pandemia. «Es mi misión acoger los Juegos priorizando la seguridad para los participantes y para el pueblo japonés, así como crear una atmósfera para que los atletas acudan al escenario sin preocuparse», prometió Hashimoto tras ser nombrada la semana pasada, según informa la agencia de noticias Kyodo.
Su meta es el 23 de julio, cuando está previsto que se inauguren en el nuevo estadio de Tokio los Juegos de la XXXII Olimpiada , que ya se han ganado la fama de malditos por su aplazamiento debido al coronavirus y al gafe de la organización. En la última encuesta, efectuada hace solo una semana por la prestigiosa consultora Tokyo Shoko Research, más de la mitad de las 11.000 empresas niponas consultadas apostaba por posponer otra vez o cancelar los Juegos por los riesgos que entraña el coronavirus. En enero, otro sondeo de la agencia Kyodo arrojaba un rechazo del 80 por ciento de los japoneses.
A la espera de decidir el próximo mes si se permite la entrada de aficionados extranjeros y el número de espectadores en cada estadio, a Hashimoto le queda poco tiempo para convencer a los nipones de que los Juegos traerán más beneficios que peligros. Con el fin de ganarse su apoyo, el 25 de marzo empezará el relevo de la llama olímpica en la prefectura de Fukushima , castigada hace una década por el tsunami que provocó en una central nuclear el peor desastre atómico desde Chernóbil. Bajo las restricciones del virus, como no gritar y animar solo con aplausos, 10.000 relevistas pasearán la llama por todo el archipiélago y Seiko Hashimoto confía en que su recorrido sirva para relanzar el alicaído espíritu olímpico. Para ello se encomienda a su nombre, que tiene el mismo primer carácter que la palabra «llama» («seika») en japonés.
Al reto deportivo se suma el de acabar con la mala fama tras los comentarios machistas de su antecesor. No le será fácil porque Yoshiro Mori, ex primer ministro de 83 años, fue su mentor cuando ella entró en política en 1995. Lejos de romper con el pasado, Hashimoto ya ha dejado claro que Mori es una «persona especial » a la que recurrirá para pedir consejo de vez en cuando. Sus comentarios no sorprenden en Japón, el país más desarrollado, pero con menos mujeres en puestos directivos, junto a Corea del Sur. A tenor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), solo un 12 por ciento de mujeres ocupan cargos directivos, frente al 41 por ciento de EE.UU. y al 31 de España. La proporción es aún menor, del 5 por ciento, en las empresas en Bolsa. Aunque el empleo femenino ha subido en Japón del 60,7 por ciento en 2012 al 69,6 en 2018, la mitad de las nuevas trabajadoras fueron a tiempo parcial y no en puestos altos.
Casada con un policía desde 1988, Hashimoto tuvo tres hijos desde los 36 hasta los 42 años, siempre en años olímpicos. En el 2000, su ausencia para dar a luz provocó la aprobación de las bajas por maternidad para las diputadas. Una década después, impulsó la creación de una guardería en el Parlamento nipón porque su marido tenía otros tres hijos de un matrimonio anterior y ha acabado criando en total a seis niños.
Pero tampoco ha sido ajena a los escándalos. El año pasado, se saltó las restricciones del coronavirus para cenar con cinco personas en un restaurante de lujo. Y en 2014, tuvo que pedir disculpas después de que una revista publicara que en una fiesta había obligado a un patinador olímpico japonés a besarla. Un calentamiento para el reto que la espera.
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