Jon Rahm, subcampeón del mundo «match-play»

La de esta semana en Austin (Estados Unidos), ya ha sido la gota que ha colmado el vaso de la felicidad. Después de superar la fase previa como primero de grupo (sin perder un solo punto), en las eliminatorias ganó todos sus partidos con brillantez y se plantó en la final ante el número uno del mundo, Dustin Johnson . En octavos y cuartos ganó sin despeinarse a David Howell (6 y 4) y Soren Kjeldsen (7 y 5) y admitió haber jugado el mejor golf de su vida. «He jugado muy motivado y con un solo fallo en 36 hoyos. Estoy impresionado por los golpes que estoy pegando», reconoció.

En la semifinal del pasado domingo se enfrentó Bill Haas, el verdugo de su idolatrado amigo Phil Mickelson. Y el estadounidense nada pudo hacer ante un español que estuvo menos acertado que en las jornadas previas, pero igualmente efectivo. Rahm ganó por 3 y 2 y se plantó en el último peldaño con todas sus opciones abiertas. «Nunca pensé en llegar a la final, pero una vez allí, qué mejor que hacerlo ante el número uno del mundo. Hay que ponerse grandes retos para conseguirlos », comentó al saber que su rival sería DJ, que superó en un agónico duelo al japonés Tanihara.

En la final de este torneo texano el vizcaíno terminó de rendir a sus pies al mundo del deporte. Salió embravecido a asaltar el trono de Johnson y los nervios le jugaron una mala pasada . Sus grandes herramientas de éxito en los partidos previos (el «driver», los «approaches» y el «putter) le fallaron uno detrás de otro y, sin comerlo ni beberlo, se encontró con cinco hoyos en contra cuando llevaban ocho disputados.

La losa era tan grande que Dustin ya estaba frotándose las manos. Sin hacer nada del otro mundo tenía medio título en su poder porque el español estaba hecho un flan. Sin embargo, Jon se fue calmando poco a poco después de ganar el 9 y el 10, lo que le metió de nuevo en el partido. La tarea se apuntaba heroica , sobre todo cuando más tarde erró en el 12 y afrontó los últimos seis agujeron con cuatro de déficit.

Pero fue ahí donde salió a relucir la garra del León de Barrica . Pleno de coraje, se impuso en el 13, el 14 y el 16 y se plantó en el 18 con uno de desventaja. Aunque atacó el «green» de salida y presionó a su rival, este hizo par y se llevó el título (1 arriba).