Jon Rahm, positivo pese a todo

Cualquier otro se hubiera venido abajo con los dos impactos recibidos en apenas dos meses: verse privado de un triunfo en The Memorial cuando llevaba seis golpes de ventaja a falta de una ronda y quedar dos meses después fuera de los Juegos Olímpicos cuando era el principal favorito. Sin embargo, el vizcaíno tiró de preparación mental y no se dejó abrumar por las circunstancias. «Evidentemente, son cosas que frustran y duelen, pero creo mucho en el karma y sabía que después de algo malo iba a llegar lo bueno», comenta con un guiño. Por eso, cuando llegó a Torrey Pines días después de verse obligado a abandonar The Memorial y se vio en disposición de ganar el Open USA , lo vio claro. «Cuando me coloqué en la salida del primer hoyo supe que ese era el día en el que iba a ganar mi primer grande –prosigue en vísperas de comenzar su participación en el Northen Trust– y ahora me encuentro en la misma situación. Presiento que va a pasar algo importante en los próximos días». Justamente lo que se empieza a dilucidar hoy en Nueva Jersey es el desenlace de los playoffs de la FedEx Cup. Aquí se decide al mejor jugador de la temporada en tres torneos independientes, en lo que lo importante es sumar puntos de cara a la final de Atlanta.

Después de esta semana en Liberty National (justo enfrente de Manhattan, con las impresionantes vistas que ello conlleva) llegarán las de Maryland y Atlanta, donde sólo accederán los treinta mejores del curso en el PGA. «Lo importante ahora es ir sumando para llegar a East Lake lo mejor colocado posible. Ahora mismo estoy en la quinta plaza y mi objetivo es alcanzar el número uno», indica con su habitual confianza. De ahí que en los próximos días aplace un tanto su lucha por el cetro mundial con Dustin Johnson , que llega al Northen Trust como campeón defensor y con serias opciones de quitarle el primer puesto si queda mejor que él. «En estas tres semanas lo principal es ganar la FedEx Cup; el ranking es algo que está ahí constantemente y que no puedes controlar», remata.

Si 2020 fue un año complejo, en el que la pandemia obligó a cambiar objetivos y métodos de trabajo, el presente se está convirtiendo en el mejor de la carrera del de Barrica. Con su primer grande en el bolsillo y con una gran regularidad en su juego (es el único que acabó entre los diez primeros en los cuatro majors), el oro olímpico parecía predestinado para él. Sin embargo, el infortunio volvió a cebarse con él y le impidió viajar a Tokio. «Fue frustrante. No sabemos si lo habría ganado o no, pero no me cabe duda de que era uno de los favoritos para las medallas; y me duele especialmente por mi país , porque me hubiera gustado sumar un metal más a la lista de la expedición. No sé cómo estaré dentro de tres años, pero si voy a París lucharé con todas mis fuerzas por ellas», explica.

Con ese mismo estado de ánimo, Jon se abre para reconocer que fue precisamente ese mazazo olímpico el que más le dolió, ya que «había hecho perfectamente todo lo que me habían dicho. Estaba vacunado, había pasado todos los controles , apenas salía de mi casa y cuando lo hacía era al campo de golf o al gimnasio y con precauciones... es decir, que por mi parte no pude ser más cuidadoso. Pero el dichoso virus se empeñó en volver a dar positivo. No tengo una explicación de lo que pudo pasar», se lamenta. La parte positiva del positivo, por buscar el juego de palabras, es que fue completamente asintomático, por lo que estos últimos días ha estado entrenándose en su casa con total normalidad sin ningún tipo de molestia. «En la primera ocasión sí que tuve unos leves síntomas, pero ahora ninguno. Me encuentro fuerte y, en cuanto retome el contacto con el campo, iré a por todas. Voy a llegar muy fresco a la final y eso me motiva más».