Un periodista en el banquillo

Carlos García Cantarero, nuevo entrenador del Atlético de Madrid, pega el salto a un "grande" después de un periplo, en el que ha ejercido primero de árbitro y después de periodista para terminar como entrenador, faceta en la que ha destacado en equipos inferiores.Con ... 36 años, Cantarero llega al Atlético sin hacer ruido, pero con un intenso curriculo a pesar de su juventud. Lo ha sido casi todo, desde jugador hasta árbitro, periodista y escritor de libros.Cursó junto a José Antonio Camacho, actual seleccionador, y JorgeValdano, director general del Real Madrid, los estudios de entrenador de fútbol y su nombre ocupó grandes espacios en la prensa deportiva siendo entrenador del San Sebastián de Los Reyes, equipo madrileño de Segunda B con el que eliminó de la Copa del Rey al Mérida y Albacete y estuvo cerca de hacer lo mismo con el Tenerife. Éxito en el Sanse Desde la humildad ha conseguido éxitos en los equipos a los que han entrenado, aunque fue en el Sanse donde más destacó. Cantarero entrenó después al Amorós, filial de tercera división del Atlético, y, posteriormente, al Lugo.El Atlético lo rescató para el dirigir al filial en el grupo primero de la Segunda División B. Con el equipo nodriza ha completado una magnifica temporada. El filial es líder del grupo y está clasificado matemáticamente para la liguilla de ascenso a la división de plata.Con 14 años tenía licencia de árbitro y dirigió partidos de regional y de Tercera División, pero Cantarero decidió analizar el fútbol desde el lado de la prensa.Para ello estudió periodismo y trabajó en Radio Intercontinental y en la Cadena Cope. También pasó por los diarios Marca y El Mundo.Pero lo suyo era entrenar y, tras probar en varios equipos juveniles, se embarcó con el San Sebastián de los Reyes, donde empezó ganando 60.000 pesetas al mes.Su trabajo silencioso ha dado frutos. El Atlético ha llamado a su puerta y él no ha dudado en aceptar el reto. "Es un honor para mí", declaró el domingo, tras conocer la destitución de Marcos Alonso.