Maribel Pérez no encuentra su límite

Se refiere la velocista a la llamada para acudir al mitin de Karlsruhe, donde firmó la primera victoria de una española en los 60 metros en una prueba del World Indoor Tour , o la final en Birmingham, donde se midió de tú a tú con estrellas como Elaine Thompson-Herah o Mujinga Kambundji. Ellas serán también sus rivales en Belgrado, donde las aspiraciones, lógicamente, serán otras. «Ahora tenemos dos semanas por delante para entrenar e intentar llegar de la mejor manera. No me quiero obsesionar ni con la marca ni con un puesto. Estar en un Mundial ya es algo lo suficientemente bonito. Quiero hacer lo que llevo haciendo durante toda la temporada y serán las carreras las que me coloquen en mi sitio».

La relación de la sevillana con el atletismo tiene mucho o todo que ver con una figura que ha acabado siendo imprescindible para ella, su tío y entrenador Luis Rodríguez , velocista de nivel a finales del siglo pasado. «Desde muy chiquitita recuerdo ir a verle a las competiciones o a entrenar. Entonces vivíamos en Jerez, mi hermano se apuntó a las escuelas del club Chapín y yo, claro, fui detrás. Al principio hice de todo: salto de altura, peso... pero al final estaba muy claro lo que se me daba bien. Siempre he sido muy nerviosa, un culo inquieto, y de pequeña ya tenía esa explosividad que hoy es una de mis mejores características. Tengo claro que este era mi deporte».

El juego se convirtió en algo más serio a partir de los 12 años, y desde entonces siempre ha tenido a su tío al timón: «Todo lo que he conseguido, lo que soy, se lo debo a él. Tengo mucha suerte de tenerle cerca. A veces no hace falta ni que hablemos. Sabe todo sobre mí, de qué pie cojeo. Siempre digo que si me ofrecieran irme a entrenar a Estados Unidos solo iría con él. No entendería este deporte sin tenerle al lado».

Maribel Pérez es fisioterapeuta y sigue ejerciendo como tal, porque vivir del atletismo sigue siendo una utopía para ella. «Justo después de los Juegos de Tokio recibí ayuda de la Federación y de mi club, el Valencia. Pero al final es un deporte minoritario y en mi caso dependo de otro trabajo, de la familia... Sin ayuda es imposible».

A Maribel le pierde la comida. Es su mayor placer, sobre todo al no poder disfrutarlo tanto como le gustaría. También le encanta viajar, conocer nuevos lugares. Ahora le espera Belgrado, y ya en la temporada al aire libre Eugene , sede del Mundial en julio, y Múnich , donde se celebrará el Europeo en agosto. Si nada se tuerce irá a los dos, aunque en rojo solo tiene marcada la cita en Alemania: «Es muy probable que el Europeo sea más asequible esta vez y mi preparación irá encaminada a él. Si hay algún momento en el que me pueda meter en una final de ese tipo es ahora., porque físico, corazón y cabeza, encajan».