Mansell y Clark se meterían entre los grandes; Piquet y Lauda, los más perjudicados

Campeones que no lo serían, pilotos que alcanzarían las mieles del título, otros que desaparecerían del firmamento de la Fórmula1... Y es que, si echáramos la vista atrás y aplicáramos la nueva reglamentación adoptada ayer por el Consejo Mundial de Automovilismo, se daría un giro ... radical a la clasificación histórica de la F-1.

Es cierto que los dos más grandes de todos los tiempos -Schumacher (7) y Fangio (5)- no cambiarían, pero sí que habría mucho movimiento por detrás. Los grandes beneficiados con este tipo de puntuación hubieran sido Nigel Mansell y Jim Clark. Al primero no le habría tocado esperar hasta 1992 para convertirse en campeón, sino que se hubiera alzado con el título (por dos ocasiones) seis años antes, situándose como uno de los más laureados de la historia.

Más arriba aún se habría colocado Jim Clark, que a los dos títulos conquistados durante su carrera habría sumado otros dos, aupándose así, junto con Prost y Senna, al tercer escalafón histórico.

A los que seguro no les gustará oír ni hablar de este asunto es a Nelson Piquet y a Niki Lauda, dos de los «gurús» de la F-1, cuya influencia actual no sería tanta si en vez de ser tricampeones, se hubieran conformado con un solo título.

Alonso, bicampeón

El que no variaría su estatus histórico sería Fernando Alonso, cuyos dos entorchados mundiales fueron «de ley». En ambas temporadas empató en número de victorias con Raikkonen (2005) y Schumacher (2006), pero el número de puntos que acumuló fue superior al de sus dos rivales. No habría sido así, por ejemplo, el año pasado, cuando Felipe Massa, subcampeón, sumó 6 victorias, por las 5 del campeón, Lewis Hamilton.

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