La hora de la quinta del 2000

«Le conozco porque se enfrentó a nosotros en un partido de la Uefa Youth League. Tiene un físico portentoso, gran calidad dentro del área y es un gran finalizador. Para estar en la élite del fútbol mundial, lo principal que tiene que tener un jugador tan novel es igualar las características físicas, sobre todo en velocidad , de los jugadores contra los que juega», dice Agustín López, entrenador del Sevilla juvenil de División de Honor. López sabe de lo que habla: la cantera del Sevilla es ahora mismo la mejor de España y su filial es el único que juega en Segunda división. Algunos de los futbolistas del Sevilla Atlético, como Alejandro Pozo, apenas suman 17 primaveras.

El caso de Kean no es exclusivo en el deporte profesional. En España están los ejemplos de Carlos Alocén o Íker Lecuona , ambos nacidos también en el 2000. Alocén es un jugador de baloncesto, campeón de Europa sub-16 con España este verano, que el 30 de octubre debutó con el Tecnyconta Zaragoza en la Liga Endesa en un partido contra el Real Madrid. Lo hizo con 15 años y 10 meses . El debut de Lecuona en el campeonato del mundo de Moto2 se produjo en septiembre, con 16 años y tres meses , cuando corrió el Gran Premio de Gran Bretaña en sustitución del suizo Dominique Aegerter, piloto titular del equipo CarXpert. Lecuona disputó cinco carreras más del Mundial y ya ha firmado un contrato de tres años con este equipo.

Luis Arbalejo, responsable de la cantera del Tecnyconta Zaragoza, dice que para debutar tan joven en la élite se deben aunar los factores «físico-talento-calidad». A Alocén lo describe como «un jugador que tiene mucha calidad, muy talentoso , que ve el juego muy fácil. Mide 1,94 metros, se está poniendo fuerte y eso hace que sea capaz de competir con gente que tiene más edad». Estos jóvenes son los primeros del siglo XXI, aunque no los más precoces.

En el caso de la ACB, por ejemplo, el récord del debutante más joven lo tiene Ricky Rubio, que jugó sus primeros minutos a falta de seis días para cumplir los 15 años. Rubio está ahora en la NBA, pero no todas las historias de niños prodigio acaban bien . Uno de los casos más conocidos es el del futbolista Jonathan Valle, que con 14 años empezó a entrenar con el Racing de Santander y todo el mundo daba por hecho que sería una estrella. Nunca lo fue, y ni siquiera se asentó en Primera División. «Hay que ir dando los pasos poco a poco para que esa joya de la Corona no se rompa por el camino. No podemos acelerar. Luego también hay que preparar mucho a los padres para que su entorno sea de normalidad, que no vean que gracias a su hijo tienen la vida resuelta, porque generan en el niño una autorresponsabilidad superior a su edad. En el caso de Jonathan, el fracaso no fue de él, sino del club», asegura categórico Agustín López, el míster del Sevilla juvenil. «Tenemos mucha paciencia. El debut ha sido algo anecdótico y el premio a que está entrenando muy bien», concede Luis Arbalejo sobre Carlos Alocén.

Por otro lado, surge la pregunta de si cada vez los deportistas llegan antes a la élite. Arbalejo está convencido de que sí: «Cada vez se debuta antes porque cada vez se trabaja mejor la preparación física. También influye que en ligas en las que cada vez hay menos dinero pero la afición se siente muy identificada con los jugadores formados en casa; sacar a jóvenes gusta mucho y eso hace que se animen los clubes y los entrenadores». López discrepa y lo atribuye al «momento coyuntural del club». «Cuando se ve a clubes con muchos canteranos es porque el equipo se encuentra en una mala situación económica. No creo que lo actual sea novedoso».