giro de italia
Pacto de no agresión en la primera etapa de montaña
Victoria del belga De Clercq en el santuario de Montevergine. No hay cambios sustanciales en la general
MIGUEL ÁNGEL BARROSO
La Vuelta puso de moda hace unos años las etapas cortas y nerviosas, y el Giro ha cogido el relevo. Entre Maddaloni y Montevergine di Mercogliano, 110 kilómetros, apenas una etapa de juveniles, el pelotón decidió tomárselo en serio y no hubo un momento ... de respiro, aunque a la hora de la verdad fue más el ruido que las nueces. Los precedentes señalaban que quien ganara en este puerto se hacía con la maglia rosa final: ocurrió en 2004 con Cunego y en 2007 con Di Luca. No pasará esta vez.
La primera hora se despachó a 45 kilómetros por hora de media, un dígito nada despreciable. A este ritmo se llegó a La Sella della Strada, de 2ª categoría, una subida de 9 kilómetros con rampas de hasta el 12% de desnivel. Se formó una escapada de cinco corredores (Montaguti, Bak, Visconti, Pinau y Canuti, que se cayó en la bajada, pero todo quedó en un susto), a los que más tarde se uniría Hoogerland. Por detrás, , ganador de la carrera rosa hace once años y que vive una segunda juventud.
El Montevergine no tentó, en cambio, a ninguno de los grandes, probablemente porque los trances que les esperan la semana próxima aconsejaban prudencia en el primer contacto con la alta montaña. Puerto largo, pero tendido, resultó suficiente para los fugados, pero no para el belga De Clercq, del Omega Pharma-Lotto, cuyo ataque mediada la ascensión fructificó por los pelos. Cuando parecía que tenía fácil la victoria, el ataque de Scarponi, que arrastró a otros favoritos en el arreón final, estuvo a punto de costarle un disgusto. Ganó el debutante De Clercq por un tubular, un premio a su valentía, en un final de etapa de alta montaña que casi se dilucida al sprint. [Así lo hemos contado]
La general no cambió sustancialmente y Pieter Weening sigue al frente , con Scarponi arañando 12 segundos de bonificación. Ahora la organización debe decidir si el Giro se atreve con el inquieto Etna el domingo: está previsto subir dos veces las laderas del volcán más activo de Europa, que entró en erupción el miércoles. Las previsiones a esta hora son optimistas. Quizá entonces los líderes de la carrera se quiten la máscara.
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