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Dopaje

Dopaje en la bañera para deportistas aficionados

Los investigadores han desactivado nueve laboratorios clandestinos donde se preparaban anabolizantes de manera artesanal

JOSÉ CARLOS CARABIAS

El deporte es salud, proclaman los profetas del bienestar y apóstoles de la vida feliz. Todos no podemos ser Cristiano Ronaldo, animan los educadores a los niños en cualquiera de las disciplinas escolares. La actividad física se traduce en energía y vitalidad, en fuente de vitamina y optimismo, pero cada vez más representa un negocio y un nido de fraude. El dopaje en el deporte aficionado se encuentra en el punto de mira de las autoridades españolas desde hace tiempo. La lacra crece, según la percepción de la Agencia Española de Protección en la Salud del Deporte (AEPSAD), y también el balance anual de intervenciones policiales en temas relaciones con el dopaje popular. Las fuerzas del orden han desarticulado nueve laboratorios clandestinos durante los dos últimos años, lugares estrafalarios donde se fabricaban productos dopantes de manera artesanal y por individuos sin ninguna formación profesional en la mayoría de los casos.

El deporte popular empieza a mover montañas de dinero. Hay premios en las carreras de atletismo , en las pruebas ciclistas, en aquellas que disputan meritorios del triatlón o el duatlón. El aliciente económico siempre flota en el ambiente. No son botines que puedan solucionar una vida, pero sí son un punto de abastecimiento mensual para muchos competidores. Las recompensas de 600, 800 o 1.000 euros para el ganador y sus acompañantes en el podio bien valen el riesgo de una aproximación a los compuestos químicos, según han detectado las autoridades antidopaje.

En la San Silvestre de Crevillente se difundió el rumor de que había controles antidopaje al final de la prueba y hubo rumores en las redes sociales de huida masiva de atletas, que obligó a la Agencia Antidopaje a abrir una investigación. En Salamanca ocurrió algo parecido. El locutor comentó antes de la salida, en tono de broma, que habría análisis en la meta y unos cuantos atletas optaron por la espantada discreta.

El dopaje de andar por casa, alejado de la sofisticación genética o la tutela del estado como en el caso de Rusia, avanza como un chapapote en España. La Policía ha desactivado laboratorios secretos en Marbella, Gandía, Valladolid, Murcia, Miranda de Ebro, Alicante o Mallorca, unidos por la estafa y varios nexos comunes: las escasas condiciones de higiene , la nula preparación de sus «propietarios», la elaboración casera de sustancias y el reparto de un sinfín de contenidos químicos para aumentar la masa muscular, con base en la testosterona. Presuntos delitos contra la salud pública y que también infringen el Código Penal por la distribución y el tráfico de sustancias dopantes.

El mundo de los anabolizantes, bien conocido en el ecosistema de algunos gimnasios dedicados al culturismo, se ha trasladado a las carreras populares. Sin control y de manera indiscriminada. Los agentes han descubierto chapuzas rodantes por la geografía española. Por ejemplo, un informático en Miranda de Ebro que se desmayó al llamar la policía a su piso y que preparaba los esteroides en la bañera de su cuarto de aseo, mezclando suero con el principio activo que había comprado a 150 euros el medio kilo y que revendía luego en dosis que le reportaban más de 30.000 euros en total como margen de beneficio. Lo hacía sin consultar a un químico o un médico. Le valía con preguntar y teclear en su majestad Google para descifrar cómo se elabora el estanozolol, el fármaco con el que dio positivo Ben Johnson en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, o cualquier otra sustancia de la familia de los anabolizantes.

En un párking

Miguel era un ciudadano ejemplar para sus vecinos de Aljúcer (Murcia) que se ganaba la vida con la jardinería y antes en una empresa de construcción. Una persona familiar y discreta que cambió, según su expareja, al ingresar en la órbita del culturismo. Como en otra gran cantidad de casos, hasta la Policía llegó un aviso de la DEA -el departamento de control de drogas de Estados Unidos- sobre presuntas compras de principios activos para fabricar anabolizantes realizadas desde esta localidad española. El rastro que deja internet es muy alargado. El culturista empezó a trabajar como vigilante en un párking. Y los investigadores descubrieron un laboratorio clandestino en los bajos del aparcamiento, construido con placa de yeso.

En los pisos hallados por los agentes se han encontrado máquinas de esterilizar, artilugios para fabricar pastillas de anabolizantes o anfetaminas, principios activos adquiridos en el mercado negro de internet mezclados con suero, viales de determinadas sustancias con pelos incorporados , polvos sin clasificar, frascos con tapones comprados en los chinos, pegatinas creadas a partir de un patrón de ordenador, prospectos falsos que tratan de simular medicamentos auténticos… Procesos rudimentarios con destino final a muchos gimnasios y cientos de deportistas y atletas que buscan premios y botines en las pruebas populares.

Las autoridades antidopaje han encontrado una conexión directa entre los certámenes deportivos sin renombre y los garitos chapuceros. «El aumento del consumo de sustancias en el deporte popular ha crecido más de un cien por cien ». El auge de las carreras de fin de semana ha incentivado el dopaje a baja escala y la proliferación de estos clanes y sus centros de operaciones. Algunos pertenecen a mafias y organizaciones criminales, pero en la mayoría de las ocasiones los titulares son individuos particulares que se asocian a la trampa.

Según fuentes conocedoras de la materia consultadas por ABC, el tráfico ilegal de medicamentos es el tercero en rentabilidad económica después del comercio de seres humanos y de armas. Y hasta hace poco en España era casi invisible. Entrañaba menos riesgos que la droga. Se calcula que este negocio movió en España más de 1.400 millones en 2015 y una cifra superior en 2016. España distribuye un 10 o un 15 por ciento de los productos dopantes falsos que vuelan en Europa por los mundos subterráneos.

Concursante de TV

Los premios económicos de las pruebas crecen. Y allí donde aflora el dinero, aparecen los presuntos delincuentes. Uno de los detenidos en una operación policial en Valladolid había concursado en el programa de televisión «Mujeres, Hombres y Viceversa». Otro era un informático en turno de mañana que se dedicaba al dopaje por las tardes. También fueron apresados e interrogados exatletas, exciclistas, culturistas.. Y un matrimonio alemán que, en Mallorca, distribuía productos nutricionales adulterados con anabolizantes a deportistas aficionados.

Según cuentan voces conocedoras de la materia, las divisiones de la Policía y la Guardia Civil encargadas del tráfico de medicamentos y sustancias dopantes, «no dan abasto para atajar tal volumen de intervenciones y avisos» relacionados con el deporte amateur, la nueva plaga social de nuestros días.

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