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Dakar

Dakar, la última locura de Fernando Alonso

José Carlos Carabias

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Hace ya tanto tiempo que el asunto dejó huella en la guarida privada de Fernando Alonso que nadie entre su escolta recuerda con exactitud cuándo el Dakar cesó como ensoñación y se convirtió en objetivo para el doble campeón de Fórmula 1. Lo que empezó como un deseo de aventura, de diversión compartida, se transformó con el paso de los meses en el mayor reto de la vida deportiva del piloto español. Sustituir su hábitat natural en los circuitos de F1 por la incertidumbre de lo desconocido en las dunas, los baches, las zanjas y las piedras del rally más célebre. Un mundo de trampas que Alonso no domina, pero al que se mide sin recelo. Se abre el telón del Dakar (del 5 al 17 de enero, doce etapas y un descanso) en el controvertido debut de Arabia Saudí con 80 españoles, un favorito qatarí (Al Attiyah) y un desafiante muy conocido (Carlos Sainz padre) . Pero los focos rebosan en torno al protagonista estelar, Alonso.

Solo hace un año y un mes que Fernando Alonso colgó el casco y dijo hasta luego a la Fórmula 1, cansado de flotar en tierra de nadie. Desde entonces ha tripulado vehículos de cinco modalidades distintas del automovilismo : el Cadillac de las 24 Horas de Daytona, el McLaren de Fórmula 1 en los ensayos de neumáticos, el Toyota número 8 del Mundial de Resistencia, el McLaren-Carlin de las 500 Millas de Indianápolis y el Toyota Hilux con el que se presenta al Dakar.

Cinco coches, cinco versiones de cinco campeonatos distintos que ensalzan la versatilidad del asturiano como un piloto total, sin límites. Pero todos los prototipos estaban concebidos para los circuitos, la cuna en la que se ha criado Alonso desde los tres años y donde es capaz de distinguir si hay arena en una pista de la F1 o si cambia el grosor de los peraltes.

Un sexto sentido desarrollado durante 35 años al que ahora debe dar la vuelta como un calcetín. La intuición de los circuitos le falta en el mundo abierto del Dakar, sus dunas durante al menos siete etapas, las zanjas escondidas detrás de los promontorios, las piedras de las pistas sin asfaltar. Obstáculos en el desierto que implican un peligro evidente. Desde 1978, la creación del primer Dakar, ha habido 25 muertes de pilotos o copilotos ; y otras tantos fallecimientos de ciudadanos que presenciaban la prueba en el Sáhara o en los páramos de Sudamérica.

A diferencia de sus últimos cursos en la Fórmula 1, Fernando Alonso cuenta con el mejor coche. Nadie duda entre los especialistas de que el Toyota Hilux es el vehículo de referencia en la competición. El equipo en el que correrá el español es una estructura subcontratada por Toyota Sudáfrica que dirige Glyn Hall , un ingeniero sudafricano que hizo carrera en el Reino Unido y que se ha consagrado en el Dakar como creador de un coche ganador y un exitoso proyecto de exportación. Toyota sugirió a Alonso y a su grupo de trabajo la contratación de Marc Coma, el expiloto catalán que ganó cinco veces del Dakar en motos y que fue el director deportivo de la prueba desde 2015 a 2018. Alonso y Coma han conectado.

Coma dispone del conocimiento del desierto y del olfato para sortear los obstáculos que no posee el piloto de Fórmula 1. Carlos Sainz, amigo personal de Alonso y rival máximo en el Dakar como primer pasajero de la escudería Mini, dijo la semana pasada en Madrid que este rally « no es cuestión de velocidad, sino de no meter la pata ». Un mal salto equivale a un abandono, un surco no señalizado supone un accidente.

«No tiene miedo»

«El problema es que Alonso no tiene miedo», juzga Glyn Hall en línea con los veredictos que han emitido en otras tantas ocasiones Stefano Domenicalli, Flavio Briatore o Ron Dennis, jefes de equipo de la Fórmula 1.

«No tiene miedo, no. Pero en el Dakar no tiene experiencia, por muy bien que pueda conducir. Ganar la carrera es imposible , salvo catástrofe de todos los demás», comenta su manager y mano derecha durante más de tres lustros, Luis García Abad.

Alonso, ya un veterano para la F1 con sus 38 años, es sin embargo un infante en el Dakar. Los últimos vencedores en coches son experimentados pilotos que superan los cuarenta y los cincuenta . Nasser Al Attiyah (49), Carlos Sainz (57), Stephan Peterhansel (54), Nani Roma (47) o Giniel de Villiers (47).

Quedan aparcadas para Alonso otras esferas de acción. Las 500 Millas de Indianápolis, su gran objetivo del año, y un regreso a la Fórmula 1. Lo haría si avistase una oportunidad, aunque cada vez parece más complicado.

En el Dakar compiten 557 inscritos y España es el segundo país con mayor representación (80) , por detrás de Francia (258). Las mejores opciones corresponden a los pilotos más curtidos, los mencionados Carlos Sainz y Nani Roma en coches, y Joan Barreda (trece etapas y un quinto puesto como mejor resultado final) en motos.

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