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Golf

Cuatro décadas del Masters que cambió la historia del golf europeo

El primer Masters de Seve abrió el mercado americano para los jugadores europeos

Miguel Ángel Barbero

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El deporte español del siglo XXI está acostumbrado a los éxitos. Por eso las generaciones más jóvenes no entienden del todo el valor de los pioneros. Esas estrellas forjadas a sí mismas ( Santana, Nieto o Ballesteros ) que abrieron el camino a los Nadal, Márquez o Rahm actuales y que tuvieron que superar a unos rivales más preparados, por un lado, y crecer en una sociedad en desventaja, por otro. Por poner ejemplos numéricos, el 13 de abril de 1980 había en España 17.403 jugadores de golf que disfrutaban de 73 campos; hoy en día hay 271.470 practicantes y 446 instalaciones. Es más, en esa época no solo no había redes sociales ni televisión en directo, sino que ni siquiera había periódicos los lunes.

«Puede parecer mentira, pero hasta dos días después no me enteré de que Severiano había ganado en Augusta», relata con amargura José Mari Olazábal , su principal discípulo. Y es que la recogida y distribución de las informaciones no era nada fácil ni siquiera para los periodistas especializados, como reconoce Ventura Gilera, por aquel entonces redactor de ABC. «Aunque Seve había ganado el British el verano anterior, el golf era un deporte bastante minoritario y era complicado sacar noticias; de hecho, ni siquiera los torneos se cubrían como ahora y debíamos esperar en la redacción a que nos llegaran teletipos de las agencias internacionales cada tres hoyos».

Para unos pocos

Pese a que en 1980 el golf no era muy seguido en España por el gran público, quienes estaban metidos en él si que fueron conscientes de inmediato de la grandeza de lo conseguido. «Desde que en 1976 Severiano despuntó en el Open Británico los golfistas sabíamos que pronto tendríamos a un número uno europeo; es más, empezábamos a ser conscientes de que podría competir con los americanos», relata Gonzaga Escauriza, hoy en día presidente de la Federación Española y en aquellos tiempos campeón nacional amateur. Y si entre los aficionados ya se entreveía una futura estrella, para sus compañeros profesionales no quedaba ninguna duda. «Hasta ese momento ya se habían ganado bastantes torneos en Europa, pero lo del Masters fue un importante avance en este deporte», recuerda Antonio Garrido , con quien posteriormente ganaría un Mundial, igual que hizo junto a Manolo Piñero. «En su momento fue algo insólito, porque ningún europeo había sido capaz de ganar en Augusta, pero también es cierto que entre los que nos dedicábamos a ello sabíamos que si había alguien capaz de conseguirlo, ese era Ballesteros».

onfianza plena

Parte del éxito se debía a la confianza que tenía en sí mismo y en las ganas de superar a los estadoundindeses en su propio terreno. «Me escribió una postal unos días antes desde Miami y me dijo que los cambios que estaba realizando de cara al torneo estaban funcionando -relata María Acacia López-Bachiller , jefa de prensa del Circuito Europeo - y eso le hizo llegar pleno de moral para lo que más le motivaba desde siempre: superar a los americanos».

Esa fuerza le provenía de su talento y de una capacidad asombrosa de concentración. «Antes de salir para el campo escuchaba unas cintas de cassette de sofrología y cuando estaba jugando estaba tan metido en su mundo que no se despistaba por nada», descubre su hermano Manolo Ballesteros, que compartió casa con él durante aquella semana mágica. Por si fuera poco, su ambición era desmesurada y cuando se le planteó que en la última ronda quizá debería ser un poco conservador, el genio espetó:«de eso nada, tengo que hacer otra buena vuelta para disfrutar aún más».

Esa forma de moverse por el campo tan poderosa hizo que nadie dudara de que ese Masters del 80 iba a caer de su lado, como rememora Ángel Gallardo, que estuvo presente en la cita como directivo del European Tour. «Según estaba jugando todos nos dábamos codazos y estábamos convencidos de que no se escapaba el título. Yo estaba con Ken Schofield. nuestro presidente, y él estaba más nervioso que yo porque sabía lo que significaba este hito para todo el golf continental».

Un icono del golf mundial

Para Piñero, el logro estaba llamado a entrar en los anales de la historia. «Creo que ha habido tres jugadores clave en nuestro deporte: Arnold Palmer , Tiger Woods y Severiano . Su victoria en Augusta fue un antes y un después para los europeos», asegura el extremeño.

A raíz de entonces las cosas empezaron a cambiar, incluso mediáticamente. «Yo me aficioné un año después y, cuando en 1983 vi que estaba en disposición de ganar de nuevo, convencí al director de Estudio Estadio para que diéramos la última jornada en directo –señala Matías Prats. Fue la primera vez que se emitía un torneo en directo por televisión». Hasta en eso Seve fue capaz de romper moldes.

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