Polideportivo
Ciclistas en la nieve y tenistas con cazadora: así luchan contra la revolución de la pandemia
El traslado de eventos por culpa del coronavirus ha obligado a los deportistas a variar sus hábitos para rendir mejor en condiciones adversas
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Iniciar sesiónNo es habitual ver a una tenista jugar con leotardos y chándal o a un ciclista pedalear rodeado de nieve y con temperaturas cercanas a los cero grados. Son los efectos colaterales de la pandemia , que ha sacudido el calendario deportivo ... sometiendo a los atletas a un cambio climático inédito que trastoca sus hábitos, varía el rendimiento y obliga a una transformación para seguir aspirando a la victoria.
El gran ejemplo de esa adaptación es Rafa Nadal , brillante ganador en Roland Garros a pesar del frío y las condiciones de la pista. En París, muchos favoritos dijeron adiós pronto a causa del frío. Azarenka, por ejemplo, cayó eliminada en segunda ronda, contrariada por tener que jugar en un ambiente gélido y muy húmedo. Nadal, en cambio, supo convivir con esos cambios para levantar su decimotercer título en París y lo hizo sin un reproche a pesar de que nunca había jugado en ese escenario con una tierra batida tan lenta. En esas condiciones, la pelota pesa más y la pista atrapa las piernas. Cuesta reaccionar a los estímulos y los músculos sufren más. « El jugador de tenis no está acostumbrado a jugar con este frío y eso le condiciona en sus desplazamientos por la pista . Por eso el riesgo de lesión en el tren inferior es más importante, pero también en el hombro y las muñecas, pues la pelota está más pesada», explica a ABC el doctor Ángel Ruiz-Cotorro , responsable de los servicios sanitarios de la Federación y médico personal de Nadal.
No hay duda de que el frío condiciona el rendimiento y obliga a cambiar hábitos adquiridos. «Las condiciones con las que se ha jugado en París y en otros torneos no son de confort y la probabilidad de tener problemas crece porque los tenistas no están acostumbrados », apunta. Entre los consejos del doctor para evitar esos problemas está la implementación de un calentamiento más profuso, evitando también que los parones entre punto y punto y en el intercambio de pista sean muy prolongados. «En París hemos visto cómo muchos jugadores salían a la pista a calentar con más ropa de lo normal para acelerar ese proceso de calentamiento. Muchos, después, mantenían alguna de esas prendas con el objetivo de no perder temperatura corporal y mantener el rendimiento. Además, el frío puede condicionar a nivel muscular, y que la reacción para llegar a una bola sea más lenta », explica.
Nieve para el pelotón
El tenis no es el único deporte que lo ha pasado mal con estos cambios del calendario. El atletismo también ha visto cómo varios campeonatos previstos para el verano debían celebrarse en octubre, con la consiguiente rebaja de récords y marcas personales, mientras que el ciclismo ha cambiado su habitual estampa del pelotón circulando bajo el sol para rodearse de nieve, lluvía y frío.
« Si sigue este tiempo, es lo que va a marcar las diferencias. Hace frío, muchísimo frío . De hecho, sufres tanto que no notas si hay público, lo que notas es el frío», resumía Enric Mas, del equipo Movistar, en el día de descanso de la Vuelta a España .
En la llegada a Formigal del domingo, el pelotón sufrió una jornada infernal, como pocas veces antes. Porque no es lo mismo un día de perros en agosto, que uno a finales de octubre en pleno corazón de los Pirineos. Lo saben los equipos, que se han preparado para que el rendimiento de sus corredores no se vea mermado.
«A partir de los 14 grados, cada bajada de temperatura tiene un efecto directo en el rendimiento. Por cada grado menos baja también una pulsación en la capacidad de movilidad cardíaca y en consecuencia se alteran los rangos de pulsaciones en diferentes hitos fisiológicos como el umbral anaeróbico o la potencia máxima», explica a ABC Manu Mateo , técnico de rendimiento de la Federación Española de Ciclismo y miembro del equipo Movistar.
Nutrición adaptada
Para evitar una fatiga excesiva se varía la ingesta normal de alimentos y líquidos. « Al bajar la temperatura aumenta el gasto calórico, pero también se reduce la pérdida de líquidos . Por eso hay que recalcular el número de ingestas y ponerlo a disposición del ciclista para que la tengan disponible cuando lo pida el cuerpo. Al final, cuando hace frío el cuerpo intenta quemar más para darle temperatura al cuerpo y que esté autorregulado, algo que no ocurre cuando competimos a 20 grados, porque el ambiente regula por sí mismo», señala Mateo.
Otro de los peligros que amenaza al deportista estos días es la bajada de defensas . Los cambios bruscos entre el frío de la etapa y el calor del autobús, unido al esfuerzo acumulado, aumenta las posibilidades de sufrir un catarro. « Según nos acercamos al final de una gran ronda crecen las opciones de caer enfermo y más si hay un clima adverso como es el caso », señala el técnico, que en cualquier caso apela a la capacidad de adaptación de los corredores como principal aliado para mantener el rendimiento y superar a este rival común que ataca a todos por igual.
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