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Caso Blanca Fernández Ochoa

Gloria y tragedia de una saga de campeones

Francisco y Blanca Fernández Ochoa pusieron a España en el mapa de los deportes de invierno. Carismáticos y queridos, la vida acabó golpeándolos con dureza

Blanca junto a su hermano Francisco en una foto de 1995 EFE
Miguel Ángel Barroso

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A Blanca Nieves –que ese era su nombre completo– y sus hermanos les gustaba ir a tomar el aperitivo al bar Malevos , en el Paseo del Pintor Rosales, en Madrid, muy cerca de su tienda de artículos de esquí. Por allí ... aparecían Luis, Lola, Juanma… y sobre todo Blanca, que siempre pedía cerveza y tapa y solía pegar la hebra con los camareros, aunque casi nunca hablaba del deporte que le reportó fama, y menos de la medalla conseguida en los Juegos de Albertville. Lo convirtió casi en un asunto tabú. Educada, se prestaba a hacerse fotos con los parroquianos que la reconocían, podía intervenir en discusiones futbolísticas de barra defendiendo a su Real Madrid o recordar sus andanzas en diversos reality shows, pero de charlas sobre batallitas pasadas, nada. Alternaba alegrías y melancolías. «Tenía una pedrada gorda», recuerda uno de los camareros para resumir sus cambios de humor. Sin embargo, un día, armada con su sempiterna y seductora sonrisa, le echó fichas mientras él le servía una caña.

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