Tom Brady deja de ser un «patriota»

Fue su último pase porque Brady anunció ayer, por sorpresa, que deja los Patriots, donde ha jugado veinte temporadas, una bestialidad para este deporte violento y exigente. Era una noticia que pilló desprevenido a un país acuciado por la crisis del coronavirus y que ha apretado el botón de pausa para el deporte, con todas las ligas profesionales suspendidas.

Pero hoy se abre el mercado de fichajes de la NFL y Brady esperó al último momento para anunciar su marcha. «No sé lo que me deparará el futuro, pero es hora de que abra un nuevo capítulo en mi vida y en mi carrera», anunció el «quarterback», a sus 42 años, en sus redes sociales. Su destino es todavía una incógnita, aunque entre los favoritos están los Chargers de Los Ángeles y los Buccaneers de Tampa Bay. Tampoco se sabe cuántas temporadas jugará, pero ha dicho en alguna ocasión que quiere jugar hasta los 45 años. De lo que no hay duda es que el anuncio rompe una de las duplas más exitosas -si no la más- de la historia del fútbol americano: la que han formado Brady sobre el césped y el entrenador Bill Belichick en la banda.

Ambos construyeron un equipo ganador hasta la desesperación, con seis Super Bowl , nueve títulos de conferencia (récord para la NFL) y diecisiete títulos de división (también récord) en dos décadas juntos.

Brady llegó a los Patriots sin muchas expectativas, con un número muy bajo en el «draft» de 2000. Pero se convirtió en el complemento perfecto del genio de Belichick . El pase errado en la última vez que se puso la camiseta de los Patriots es la excepción de la regla. Brady es un «quarterback» de gran solidez, con muy pocas equivocaciones y capaz de levantar a un equipo muerto, como en la remontada contra los Falcons en la Super Bowl de 2017, cuando su equipo perdía por 25 puntos. Ha sido MVP en tres temporadas y en cuatro Super Bowl y ostenta quince récords en su desempeño en la final. Muchos le consideran el mejor «quarterback» de la historia y, si remata su palmarés con otro título lejos de Boston, nadie podrá negárselo.

Pero habrá que ver si su rendimiento sin Belichick es tan bueno. O habrá que ver qué puede hacer sin su mariscal de campo el que ha sido su entrenador, que prefirió no apostar por él: no quiso pagar a su estrella todo lo que quería. «Tom y yo siempre tendremos una gran relación basada en el cariño, la admiración, el respeto y el aprecio», dijo Belichick, que calificó de «privilegio» las veinte temporadas con Brady .

Las buenas palabras se acabarán pronto. Uno de los grandes alicientes de la próxima temporada será ver el enfrentamiento entre el «quarterback» y el entrenador más exitosos del último cuarto de siglo.