Atletismo
Adi Iglesias, la velocista que desafía al miedo
La atleta vuelve por fin a la pista tras el confinamiento, aunque en su infancia ya pasó otro mucho peor por ser albina
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Iniciar sesiónAcostumbrada a las rutinas de los deportistas, a ir de aquí para allá siempre andando en Lugo y a seguir un horario de descanso, activación y ejercicios, Adi Iglesias reconoce que durante esta cuarentena se ha «aburrido mogollón». Su madre, Lina, apunta por ... detrás: «la frase era: ‘mamá, me muero de aburrimiento’» . Por fin, la atleta puede estirar las piernas, con una vuelta a los entrenamientos «rara» porque apenas están ella y su entrenador.
Es la primera que reconoce que al principio pensó que solo era un virus. «Veíamos lo de Wuhan y decía, bah, esto no llega. Cuando se decretó el estado de alarma fui consciente de que tenía que ser grave; era muy drástico. Hemos sido un poco tontos. Con el mundo que tenemos tan interconectado y no asumimos que iba a llegar hasta aquí», acepta.
Rutinas alteradas, encierro obligatorio, conforme charla con ABC recuerda que ya pasó una especie de cuarentena obligatoria cuando era niña, en Mali, su país de origen. Y también, como el virus, ante un enemigo mortal. « Soy albina. Y eso allí se nos persigue . Si salía de mi barrio podían asesinarme. Incluso había períodos en los que ni siquiera podía salir de mi propia calle, porque salían a cazar albinos. Te amputan partes de tu cuerpo y las consideran amuletos . Pero solo ahora soy consciente de ese encierro». Antes era, simplemente, su vida.
Que trató de mejorar en España, aunque su primera estancia, con su hermano, no resultó bien. Acabó en un centro de menores. Y entonces Lina, Lugo, el deporte, volar, desafiar al miedo. «Estos días había gente que no estaba motivada, que lleva mal entrenarse sin competiciones. A mí me apasiona correr. Y competir. Me levanto con el nervio de, buah, vamos allá. Nunca el del miedo».
Lo dice ella y sus marcas, subcampeona del mundo en Dubái 2019 en 100 y 200 metros . Levantarse de los obstáculos es parte de su ADN. No hay medallas sin derrotas. Este encierro es solo una prueba más de su carrera hasta Tokio 2020-2021. Y como soñar es gratis, le gusta pensar que algún día se le quitará el apellido «paralímpico» a sus Juegos y solo serán, eso, deporte. Como la carrera Liberty en la que participa mañana. Aunque la edición 2020 sea virtual. « Me encanta porque no hay diferencias. Cabemos todos. Es deporte y ya está ».
De hecho, Iglesias, con apenas un 10% de visión , siempre ha sido una más. «Empecé compitiendo con gente sin discapacidad en un club que nunca habían tenido a alguien con discapacidad. Luego entré en otro grupo de discapacidad, pero compito contra los dos -y gana-. Me gusta más competir contra los que no tienen; hay más carreras, más nivel y yo soy supercompetitiva. Me parece algo natural. Mis compañeros no sabían que tenía falta de visión y se enteraron a partir del Mundial del año pasado, y llevaba cinco años con ellos. Solo sabían que llevaba gafas ».
Ganar sin ver la meta
Por eso insiste en la eliminación de las barreras, en competir todos contra todos, porque ha ganado a gente sin discapacidad y porque el esfuerzo es el mismo y las lecciones se multiplican. «Yo aprendo muchísimo de otros deportistas con discapacidad, imagínate lo que aprendería de los que no la tienen. Y al revés. Todos aprendiendo de todos. Cambiaría la visión del mundo ».
Ella la ha cambiado con sus zancadas. Rápidas para lograr las platas mundiales a pesar de las trabas. «Cuando corro no veo la meta. Hacemos visitas a la pista con el entrenador y luego visualizamos. Tomamos una referencia: un foco de luz, los bancos donde están los jueces... para intentar meter pecho en el último momento, porque yo no veo los números. Lo de no salirme de la calle es más fácil porque se queda grabado, está mecanizado».
¿Algún consejo para superar obstáculos invisibles, como el virus? «Es como volver de una lesión, cuanto más miedo tienes a recaer, más fácil es que pase. Si vamos con demasiado miedo por no contagiarnos, nos contagiaremos . Cuidarnos y cumplir las normas».
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