50.000 gargantas en Dusseldorf para presentar el Europeo

Para ello, se ha convertido el estadio de fútbol del Fortuna de Dusseldorf, una de las seis sedes junto a Berlín, Mannheim, Múnich, Hamburgo y Colonia, en un recinto apto para el balonmano que pretende acoger a un total de 54.000 espectadores (ya hay 50.000 entradas vendidas), lo que permitiría superar al récord instaurado en 2014, cuando 44.189 aficionados acudieron al Frankfurt Arena para ver el duelo entre el Rhein-Neckar Lowen y el Hamburgo.

Un ambiente festivo en el que, una vez más, España aparece en segunda fila. Es costumbre que los chicos de Jordi Ribera nunca estén entre los grandes favoritos. Situación extraña, pues la selección se proclamó campeona en 2018, 2020 y obtuvo la plata en 2022 tras una polémica final ante Suecia.

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Heridas convertidas en fortaleza, muy seguro el vestuario de que, gracias a la defensa y a su infinito gen competitivo, será un incordio para sus rivales. El peligro abunda, pues la gran mayoría de equipos persiguen una clasificación para el Preolímpico que España ya tiene sellada. Pero el combinado nacional parece estar de sobra preparado.

Tras cerrar la preparación con tres victorias en Granollers, ante Polonia, Eslovaquia y Serbia, España solo ansía debutar ante Croacia, este mismo viernes, y quedar entre las dos primeras del grupo, lo que le daría acceso a la siguiente fase del torneo, paso intermedio que conduce hacia las semifinales y a la gran final.