España se viste de oro para cerrar el ciclo

La fecha estaba marcada en el calendario. Era el día para hacer historia y las «guerrreras del agua» buscaron la gloria desde antes incluso de saltar a la piscina. Después de los himnos, ya miraban desafiantes a sus rivales, a los ojos, sin esconderse lo más mínimo. Ellas eran favoritas; lo sabían. Eran las rivales a batir.

Se habían visto en los días previos al campeonato. Un partido amistoso que casi se convirtió en guerra y se detuvo por el juego agresivo con el que se empleaban las chicas. No había que correr riesgos absurdos y la revancha llegaría en el torneo. Había ganas y no solo de colgarse el oro.

La bocina sonó y Jennifer Pareja se llevó el primer sprint. Era muestra de lo que sería el partido. España fue mejor desde el principio, con balones a la boya, donde Maica Gardía Godoy y Andrea Blas ganaban la partida una y otra vez a sus defensoras. Un auténtico quebradero de cabeza, al igual que lo fueron las holandesas en el primer cuarto.

Todo hasta que llegó el momento de Laura Ester. La gran actuación de la portera española fue quemando poco a poco la moral «oranje». La consigna de Miki Oca no había sido otra que presionar en todo momento a sus rivales, fortalecer la defensa y no permitir disparos sencillos ni balones a la boya.

El seleccionador holandés contrarrestó con dos jugadoras frente a Laura Ester, pero tampoco funcionó. La portera del CN Sabadell era un muro que repelía también los tiros lejanos. Holanda llegó a la final con una media de diez goles por partido y España consiguió secarla. Solo entraron cinco balones.

Ante la portería holandesa, las cosas no marchaban tan bien. Las «guerreras del agua» tenían tantas ansias de triunfo que se precipitaban una y otra vez. Sobre todo en superioridad. Habían transformado la primera, pero después de tres ataques fallidos, Miki Oca llamó a capítulo a las suyas. Había que tener tranquilidad y Anna Espar se la dio marcando el 5-3. España ya tocaba el oro.

El tanto marcó un punto de inflexión. Holanda se desquició al ver que se escapaba el partido, viendo que no era capaz de frenar el potencial español. Nadie podía con las boyas y en ataque no conectaban como en partidos anteriores. La piscina de la Isla Cristina veía cómo pasaban los minutos y se aproximaba el éxito español.

A ritmo de goles, porque España no le perdió la cara al partido. Aguantó el mal perder holandés y seguía buscando la portería contraria hasta que llegó el triunfo. 10-5 para sumar otro oro. El segundo en dos años y la primera corona europea.