El pelotón, contra los «selfies»

Muchos ciclistas se han quejado de los peligros de esta moda, lo que resulta entendible: el pelotón llega a 40, 50 o 60 kilómetros por hora y se encuentra con un espectador de espaldas a la carrera y a veces hasta ocupando una parte de la calzada que debería ser para los ciclistas. Los «selfies» aumentan el riesgo de caídas y accidentes, por si no hubiera suficiente en la primera semana del Tour.

«Son como un grano en el culo», sentenció ayer Geraint Thomas, ciclista del equipo Sky. «No nos ven llegar, se quedan plantados en la carretera y es arriesgado». El ciclista galés le echaba la culpa en parte al carácter del público local: «La gente se tiene que dar cuenta de que ocupamos toda la carretera. No hay muchas carreras en las carreteras británicas y no son conscientes cómo de rápido vamos y cómo de cerca pasamos». En la etapa de ayer, su compañero, el español David López, se cayó por culpa de un espectador distraído.

Tejay Van Garderen, el hombre fuerte para la general del equipo BMC, también tuiteó sobre esta mala costumbre: «Quedarse quieto en mitad de la carretera, de espaldas mientras 200 ciclistas vienen hacia a ti, solo para hacerte un “selfie”». El ciclista estadounidense lo definió como «una peligrosa mezcla de vanidad y estupidez».

Los riesgos de mezclar fotografías, imprudencia y ciclismo no son nuevos. Ya en la época de las cámaras analógicas, haciendo las fotos de cara a los ciclistas, hubo incidentes muy recordados, como el de Giuseppe Guerini en Alpe d'Huez.

Hoy el Tour vuelve a Francia para terminar en la ciudad norteña de Lille, en una etapa llana y de previsible sprint. Será tiempo de comprobar si los «selfies» con el pelotón son solo una manía anglosajona o si la costumbre se está convirtiendo poco a poco en universal.