Kevin Stadler regala el Open de Francia con un fallo increíble en el último hoyo

El día se puso complicado, con frío y lluvia invernales, lo que descentró al norteamericano, que fue perdiendo su ventaja poco a poco. Por detrás, el norirlandés se encontraba como pez en el agua (nunca mejor dicho) en unas condiciones en las que está más que habituado a jugar. Y, poco a poco, fue reduciendo la diferencia hasta ponerse por delante en el hoyo 16, gracias a un «birdie» impresionante. En ese momento colocó el seis bajo par en su casillero y parecía que se aseguraba la victoria. Mas un «bogey» en el último le dejó empatado con Stadler.

El hijo de «La Morsa», que este año se ha impuesto en el Open de Phoenix , jugó con cabeza ese último agujero para dejarse una opción de triunfo. Salió con hierro para asegurar la calle y luego conservador a centro de «green»; hasta ahí perfecto: si entraba el tiro largo ganaba el torneo y si no, forzaría el desempate. El primer «putt» lo tiró bien de línea pero se quedó medio metro corto.

En ese momento, McDowell, que lo estaba viendo por televisión, salió camino del hoyo para disputar el desempate. Sin embargo, Kevin no se pensó lo que le quedaba por delante y, sin concentración, falló el toque más costoso de su carrera. No era un golpe difícil en absoluto, pero de haber podido ganar 500.000 euros, se quedó en 260.565 merced a su mala cabeza. Su fallo le costó 239.435 euros.

«Cuando me dijeron que había fallado pensé que me estaban gastando una broma _reconoció el europeo_ porque yo le había dado el hoyo en mi interior». Afortunadamente para él, se trataba de una competición «medal play» y había que terminar cada agujero, lo que fue un sufrimiento para Stadler. Al igual que hizo Di Stefano hace unos años, remató con una frase genial: «no es la mejor forma de ganar, pero me la quedo.»