campeón de españa de ajedrez
Iván Salgado: «Necesitas talento, pero al final el trabajo marca la diferencia»
Orensano de 22 años, es el nuevo campeón de España de ajedrez

Sólo tiene 22 años, pero el carácter de este muchacho de Orense parece forjado con hambre de posguerra. A su entusiasmo por el trabajo suma un optimismo a prueba de preguntas capciosas. A Iván Salgado es imposible arrancarle un comentario negativo, una queja por la falta de oportunidades de un crac de su nivel en España: gran maestro desde los 16 -con una precocidad que ni Arturito Pomar -, segundo del mundo sub 18, campeón iberoamericano y, desde hace unas semanas, campeón de España. Con la misma facilidad que encuentra la combinación ganadora ve el lado bueno de las cosas.
En cuanto termine el primer Torneo de Faros que juega en Costa da Morte, con vistas al fin del mundo, emigrará a Bulgaria para ascender junto a su tocayo Cheparinov la empinada ascensión a la cumbre. Iván e Ivan esperan machacarse a diario en el gimnasio mental. De Rafa Nadal aprendió que la clave es «aguantar y aguantar, y seguir trabajando». Con toda la humildad que le permite su voz suave y ronca, como la de un joven Corleone, renuncia a ponerse límites. «Eso no ayuda, ¿verdad?».
-¿Cuántas horas entrena al día?
-Depende del periodo. En sesión de entrenamiento, entre seis y diez. Algún día no apetece, pero esas horas te las tienes que pegar. Una vez dentro, estás motivado y no puedes parar.
-Si luego no llegan los resultados…
-Pasa muy a menudo, de hecho.
-¿Es frustrante?
-Claro. El problema del ajedrez es que no ves los resultados hasta que pasa una temporada. Lo único que puedes hacer es trabajar, trabajar, trabajar y no preocuparte. Tienes que saber que estás mejorando y que en algún momento saldrán por su propio peso. Pero si no te olvidas de eso, te vuelves loco.
-¿Se gana bien la vida?
-No puedo quejarme, porque hago lo que me gusta y gano lo suficiente.
-El campeón de España está muy lejos de los futbolistas. ¿Es injusto?
-No, también hay deportes en los que se gana menos, como la natación, olímpicos que cuando terminan los Juegos se tienen que buscar un trabajo normal. Cuando eres un deportista, el dinero te parece secundario. Es una pasión que te mueve a ser cada día mejor.
-En algún deporte vemos a jugadores que sólo se mueven por dinero.
-Hay de todo. Hombre, si a mí me ofrecen diez millones para que juegue al parchís y no al ajedrez, me lo planteo, pero sería una decisión equivocada, porque cada día que haces lo que realmente te gusta es un día que merece la pena. Hay que vivir en esa dirección.
-¿Qué le atrajo del ajedrez?
-Siempre tienes algo que aprender y eso me encanta. Es uno de los deportes más competitivos, una lucha de uno contra uno, parecida al tenis pero sin descarga física, lo cual hace que lo acumules todo en tu cabeza. Soy extremadamente competitivo y me encanta. Es lucha en estado puro.
-En España muchos jugadores llegan a cierto nivel y luego se estancan.
-No somos suficientes para que esa gente mejore. Llegas ahí y puedes jugar torneos contra gente igual o inferior. Carlsen, cuando tenía 2.578 puntos Elo, se enfrentaba a rivales de 2.625. Mi media era de 2.450. Para mejorar necesitas práctica contra los mejores.
-¿Cómo se entra en ese circuito?
-Primero, te tienen que apoyar desde tu propio país. Sin torneos a los que te inviten contra gente fuerte, es muy complicado. Ese es el gran problema.
-¿Eso lo lleva a emigrar?
-Lo que me mueve es trabajar seriamente con alguien muy bueno, hacerlo de forma constante, como un medio de vida. Que cada día sirva para mejorar. Ver hasta dónde puedo llegar.
-¿Duda de su propio talento?
-Nunca, porque no soy un gran defensor del talento. He visto a los mejores del mundo y lo tienen, sí, pero nunca me han impresionado.
-¿Ni siquiera Carlsen?
-Ni siquiera. Es muy bueno, pero ha estado muy trabajado y ha pensado muy bien cada paso. Todos los que han llegado arriba han trabajado muchísimo. Necesitas un mínimo de talento, pero al final son las horas de trabajo las que marcan la diferencia.
-¿Cualquiera que empiece pronto a jugar en serio puede llegar?
-En mi caso, había muchos chicos que hasta los 16 o 17 tenían un nivel similar. Lo que marcó la diferencia es que yo me puse seis o siete horas diarias de trabajo y ellos cero.
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