CICLISMO
Armstrong vuelve a intoxicar el Tour
En una entrevista con Le Monde, y justo cuando empieza la carrera, dice que «es imposible ganar el Tour sin doparse»
J. G. PEÑA
Cuando en enero escenificó ante Oprah Winfrey su confesión televisiva, Lance Armstrong definió su viaje al lado oscuro del dopaje como una «historia tóxica y trágica ». Ahora, justo cuando arranca la edición número cien del Tour, el ciclista que ganó siete ediciones que ... luego perdió por hacer trampa concede una entrevista al diario francés «Le Monde» con la que irrumpe en la ronda gala.
La intoxica de nuevo con su arsenal de descrédito, drogas , amenazas, arrepentimientos y acusaciones. Tras negarlo durante más de una década y haber escrito varias biografías ensalzando su milagrosa recuperación tras el cáncer, Armstrong dice ahora que «es imposible ganar el Tour sin doparse» y que el sistema que él usaba, vistos y oídos los testimonios de la Operación Puerto, era «básico», «una tontería».
Para hacer evidente que todos sus rivales utilizaban al menos la misma gasolina extra, lanza un dardo: «Me parece bien que borren mi nombre del palmarés, pero el Tour se ha celebrado entre 1999 y 2005. Y tiene que haber un ganador. ¿Quién es? Nadie ha reclamado mis maillots ». Se ve a sí mismo como una víctima del sistema. «Yo no inventé el dopaje. Simplemente participaba en él».
Jugaba con las normas, las esquivaba: « Nunca he tenido miedo a los controles antidopaje . Temía más a las aduanas y la policía». Así, Armstrong barre la solvencia de la lucha antidopaje, incapaz de atraparle durante siete Tours.
Muere matando . Esta confesión también se convierte en un ataque. Contra sus rivales: «Se ha visto que el sistema que utilizaban en la Operación Puerto (afecta a Ullrich, Basso y los equipos Once y Comunidad Valenciana) era cien veces más sofisticado. Lo nuestro era más simple, más conservador, menos perjudicial».
Contra la Agencia estadounidense antidopaje, la que le acusó y condenó: «El tiempo demostrará que sólo buscaban un espectáculo , que no se trataba de beneficiar al ciclismo sino de destruir la vida de un hombre». Contra la Unión Ciclista Internacional (UCI) y su presidente, Pat McQuaid: «No tiene ningún crédito en la lucha antidopaje. Nada va a cambiar si sigue en el poder».
Contra Jalabert, ex corredor del equipo ONCE que, según una investigación del Senado francés, uso EPO en el Tour de 1998: «Está mintiendo. Sabe bien que Ferrari (médico de Armstrong) trabajaba para la ONCE a mediados de los años noventa». Armstrong, incluso, ataca al fútbol español, al que implica en la Operación Puerto : «Algunos grandes clubes de fútbol han influido en la decisión».
Se refiere a las bajas condenas recibidas por los acusados y a que ningún deportista español ha sido sancionado. A la espera de que este sábado se publique entera esta entrevista en «Le Monde», el americano sigue sin denunciar a ninguno de sus colaboradores en las prácticas ilegales.
Armstrong, rodeado de demandas y reclamaciones de indemnización que pueden arruinarle, pide clemencia. Dice estar arrepentido: «Nunca podré reparar lo que hice, pero me pasaré la vida intentándolo» . Y lo declara justo cuando más se le va a escuchar. En pleno Tour.
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