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Alessandra Aguilar, a por el récord de España de maratón

Alessandra Aguilar, a por el récord de España de maratón alessandra aguilar

laura marta

Con dos años disputó su primera carrera, a su pesar. Su padre, Daniel, le quitó el chupete y tuvo que correr tras él hasta terminar los 200 metros del recorrido. Treinta y tres años después de esa primera marca, Alessandra Aguilar (Lugo, 1 de julio de 1978) sigue acumulando kilómetros y metas. La próxima tiene como escenario Rotterdam y 2h26:51 como tiempo límite. Es el mejor registro femenino en maratón en España. Lo logró Ana Isabel Alonso en 1995 y 18 años después Aguilar lo tiene en sus piernas y en su cabeza, amueblada desde 2008 en superar el cansancio físico y mental que supone dedicarte a la prueba cumbre del atletismo.

En 2011 lo tuvo al alcance de los dedos, pero un resfriado en el último mes de preparación le restó algo de frescura y se quedó a escasos nueve segundos (2h:27.00). Un suspiro que le dejó la miel en los labios y que el domingo espera relamer. «Aquella vez no fui a por el récord y casi lo consigo. En esta ocasión estoy convencida. La temporada ha ido muy bien y Rotterdam tiene un circuito que me va perfecto, por debajo del nivel del mar y en una ciudad que me encanta», cuenta ilusionada para ABC el día antes de partir hacia su gran meta.

Aguilar confiesa estar mejor preparada para el maratón con sus 35 que cuando empezó hace cinco: «Quería ganar el billete para los Juegos de Londres, pero tenía mucho miedo. Tardé mucho en prepararme psicológicamente. Pero la experiencia fue increíble: terminé con un crono de 2h29:03, el mejor debut español de la historia. Y me encanta. Desde ese he corrido ocho más y en cada paso me veo más fuerte. La experiencia y la edad te dan el aplomo necesario para superar los obstáculos mentales que se te presentan en la carrera». Y que le sirven también para la vida: «El maratón te hace crecer como persona. Superas mejor los baches, con y sin zapatillas, porque ya has pasado por ahí y te conoces mucho mejor. Los maratonianos somos, sobre todo, luchadores. En esos 42 kilómetros llevas tu cuerpo y tu mente al límite».

Desde 2009 tiene en mente el récord de su compañera de equipo Alonso, quien asegura que esta vez la atleta lucense se lo arrebatará. Y con ese objetivo se levanta cada día a las ocho y

«Los maratonianos somos unos luchadores. Llevamos el cuerpo y la mente al límite»

media de la mañana. Desayuna, se pone al día con el correo, con su página y su facebook y pone en orden la casa. A las once ya está en el CAR de Madrid para seguir el plan de entrenamientos deAntonio Serrano, que también dirige las carreras profesionales de Pablo Villalobos, Chema Martínez y Juan Carlos Higuero. Para una prueba como la del domingo, Aguilar ha recorrido unos 170 kilómetros a la semana, con siete sesiones matinales y tres días en los que hace sesión doble. «Parece una burrada, sí, pero también es muy importante compaginar bien la carrera con el descanso, la alimentación y la fisioterapia para asimilar los kilómetros y evitar lesiones. Más vale un buen descanso que un entrenamiento cansada». En cada zancada ha aprendido a escuchar mejor a su cuerpo, y a discernir si el cansancio es por la carga de trabajo o porque se avecina un problema mayor. A Aguilar no le cuesta mucho centrarse en lo que tiene que hacer, es disciplinada: «Cuando tengo que hacer una tirada larga -30 kilómetros- me mentalizo como si fuera un maratón, voy escuchando mi cuerpo y me doy mensajes para superar las barreras. A veces llevo música y ni me entero de que la estoy escuchando. Prefiero no llevarla».

Apoyos y sacrificios

No está sola en esta empresa. A su alrededor sus padres Daniel y Pilar, y su hermano que también es atleta, que siempre le han ayudado a llegar donde ella quería y le animó a que siguiera con el atletismo aunque fuera a 500 kilómetros de distancia. Aunque Aguilar no se arrepiente de haber dejado su Lugo natal con 18 años: «Soy muy afortunada. Sí, estoy lejos de mi familia, pero son los primeros que me quitan las dudas porque confían más en mí que yo misma. Y aquí en Madrid mi pareja, un corredor por solidaridad, también es un apoyo fundamental, sale conmigo a correr cuando yo no puedo más. Ahora está más nervioso que yo por el récord», ríe la maratoniana, marca de la casa.

En su ajetreado día es primordial el descanso y en ese momento Aguilar no se calza las zapatillas «o ya no es descanso». Prefiere a Woody Allen para desconectar, compaginar la lectura en español y en inglés para no perder el nivel y poder enseñárselo con garantías a sus alumnos de sus clases particulares. Hay que sobrevivir. «Somos muy conscientes de la crisis, porque la estamos sufriendo con más y más recortes. La carrera deportiva no es fácil compatibilizarla con ningún trabajo, pero yo tengo que pensar también en mi incorporación al mercado laboral cuando ya no me dedique al atletismo». Por el momento confía en los patrocinadores particulares y en las becas que todavía recibe, pero se queja de que el deporte olímpico por excelencia no está en el lugar que le corresponde: «Cada vez hay más gente que corre, pero no se refleja ni en los medios ni en las ayudas. Madrid 2020 sería una buenísima noticia para todos, no solo para los deportistas, sino para todo el país, pero habría que empezar a cambiar mentalidades desde ya».

El sueño olímpico lo tiene muy grabado en la mente. En su primer viaje como internacional todavía estaba muy lejos, pero ese Mundial de Sudáfrica fue lo que le confirmó que estaba en el lugar adecuado. Ha vivido Pekín 2008 y Londres 2012. Se queda con la organización del primero y el calor del público del segundo: «El día de la inauguración en Pekín estaba rodeada de deportistas de élite como Gasol o Nadal y todos estábamos igual de emocionados. Me dije: "Ha merecido todo la pena por esos segundos en los que se encendió el pebetero"».

Ha vivido dos Juegos Olímpicos y quiere alcanzar otro máximo en su vida personal: ser madre

Espera llegar a Río 2016 y retirarse porque participar en unos Juegos es lo mejor que puede vivir como deportista. Como persona también tiene un máximo al que llegar: ser madre. «Es lo que quiero hacer algún día, pero lo pospones y lo pospones. He llegado a casi todas las metas deportivas y quiero llegar a esa en lo personal, a formar una familia». Aplazar esa decisión es uno de los sacrificios que ha tenido que hacer en la vida, como perderse la oportunidad de hacer un Erasmus, pero se gana la vida con algo que le encanta y no se arrepiente de nada.

Como en los maratones, Aguilar va paso a paso, por ese motivo ahora solo piensa en el domingo, el día en que todo Rotterdam se volcará con el maratón. En las once de la mañana, cuando todo comenzará para ella tras atarse uno de sus cuatro pares de zapatillas, en tonos azul y rosa. En sus piernas, las ganas de empezar y de disfrutar «porque lo peor es entrenar, no hacer la carrera». En su cabeza, 2h26:51. Y después...: «Control antidoping y una cenita con mi equipo, mi pareja y unos amigos en un sitio en el que ya hemos reservado. Unos 15 días de vacaciones en casita y caldo gallego y empanada de mi madre como premio». La meta y el récord la esperan.

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