«No quería matarla; fue un error»
Pistorius dice que disparó a su novia creyendo que era un ladrón dentro del baño
JAIME VELÁZQUEZ
Oscar Pistorius entró en la sala de la Magistratura de Pretoria acribillado por los flashes de las decenas de periodistas que acudieron a su solicitud de fianza por el supuesto asesinato de Reeva Steenkamp. Recorrió los cinco metros que separan los calabozos del puesto de ... los acusados en tiempo récord, pero con un gesto mucho más abatido que en su carrera de los 400 metros en los Juegos Olímpicos de Londres.
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El magistrado Desmond Nair tuvo que pedirle que se detuviera para explicar a los reporteros que no debían tomar fotos del acusado durante la vista, tan solo en los recesos. Pistorius salió lanzado a librar su primera batalla legal, la que puede permitirle evitar la prisión hasta la espera de juicio, en un país donde los procesos se prolongan durante años.
«Nunca tuve intención de matar a mi novia; murió en mis brazos»
Sus abogados tenían ante sí un caso repleto de indicios contra él que la Fiscalía lleva filtrando a la prensa durante días: cuatro disparos que salieron de un arma registrada a su nombre, una víctima acribillada a través de la puerta cerrada de un cuarto de baño y un bate de cricket ensangrentado. El corredor paralímpico, sin embargo, quería contar su historia; ayer por primera vez desgranó su versión, a través de su defensor, Barry Roux.
Sudáfrica y el mundo entero querían conocer qué motivos, qué circunstancias, llevaron al que hasta ahora era un modelo de comportamiento, un símbolo del éxito y la superación, a acabar con la vida de su compañera. «Creo que debo explicar los hechos, debido a que la Fiscalía me acusa de haber asesinado a Reeva. Nada más lejos de la realidad, y no habrá prueba que pueda negarlo porque esta es la verdad», leyó Roux entre los llantos de un Oscar Pistorius derrotado. «Nunca tuve intención de matar a mi novia; murió en mis brazos».
El propio juez le instó a controlar el llanto y mantener «la compostura», y mandó parar la sesión durante unos minutos para que se rehiciera hablando con su familia. Según su versión, un ruido en el baño le alarmó la madrugada del día de san Valentín, cuando se había levantado, sin las prótesis con las que camina, a traer el ventilador del balcón y cerrar las cortinas en su casa de Pretoria. El atleta, de 26 años, explicó su miedo a los asaltos violentos y robos en domicilios, habituales en Sudáfrica, y reveló que duerme con una pistola de 9 mm debajo de la cama.
«No entiendo como he podido ser acusado de asesinato» declaró el atleta
«Al no llevar las prótesis me sentí vulnerable y entendí que debía proteger a Reeva y a mí mismo». Pistorius dice que, caminando sobre sus muñones, tomó la pistola y disparó varias veces contra la puerta del baño, por cuya ventana sospechó que pudo entrar un intruso. Según su versión, al volver a la cama y comprobar que estaba vacía, el atleta reparó en que quien estaba en el baño era Steenkamp. Abrió a golpes la puerta con un bate de cricket que cogió de su habitación tras ponerse las prótesis, y encontró a su compañera herida, pero aún con vida.
De esta manera, Pistorius volvía a su primera coartada, que la Policía desestimó apenas horas después de su arresto, y reiteraba que la muerte fue un «terrible error». La Fiscalía responderá hoy al alegato de Pistorius, un relato calculado al milímetro que ha despertado los recelos de algunos analistas sudafricanos por impostado, y que el juez Nel deberá evaluar para la concesión de la libertad bajo fianza.
Asesinato premeditado
Las posibilidades de Pistorius de obtener la libertad bajo fianza se diluyeron ayer después de que el magistrado reconociera las tesis de la acusación de que pudo tratarse de un asesinato premeditado. El campeón paralímpico deberá ahora justificar «circunstancias extraordinarias» que le impidan permanecer en la cárcel hasta la celebración del juicio.
Su padre, su hermana y su hermano se abrazaron en un corro junto a otros familiares entre sollozos y rezos cuando Pistorius fue conducido de nuevo a los calabozos. Mientras tanto, en Port Elizabeth, en el sureste de Sudáfrica, la familia de Reeva Steenkamp celebraba el funeral de la joven modelo, que habría cumplido 30 años el próximo mes de agosto.
«Hay un vacío hoy en la familia, echaremos de menos sus palabras», dijo su hermano, Adam Steenkamp, tras leer un discurso de recuerdo en la ceremonia. Las cenizas de la modelo serán esparcidas por su padre en otra ceremonia privada, cuya fecha está aún por especificar.
«No quería matarla; fue un error»
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