Zelda Fitzgerald, camino de destrucción
juguetes rotos
Su matrimonio con el autor de 'El gran Gatsby' fue una sucesión de peleas, borracheras y excesos que arruinaron su salud mental
Scott Fitzgerald y Zelda Sayre, hermanos y malditos
Madrid
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Iniciar sesiónFue novelista, bailarina, icono social y esposa de Scott Fitzgerald. Zelda tenía 20 años cuando se casó con el celebrado autor estadounidense. Ambos lo tenían todo para ser felices: eran ricos, famosos y agraciados físicamente. Era imposible intuir que el matrimonio se convertiría ... en un infierno tan sólo un año después de la boda en Nueva York.
Una lápida en un cementerio de Maryland, donde está enterrada junto a Scott, evoca a la pareja mediante una frase de 'El gran Gatsby' grabada en piedra: «Seguimos avanzando con laboriosidad, barcos contra la corriente, en permanente regresión hacia el pasado».
Scott Fitzgerald y Zelda Sayre, hermanos y malditos
Pedro García CuartangoFue un flechazo a primera vista con un matrimonio que se convirtió en un infierno poco después de su boda
Fueron dos vidas que siempre navegaron contra la corriente, marcadas por las peleas, las borracheras y los celos que acabaron con su matrimonio definitivamente en 1930. Zelda había cumplido los 30 años, cuatro menos que Scott. Vivían en París cuando tuvo que ser ingresada en una clínica francesa tras ser diagnosticada de una esquizofrenia. Meses después, fue trasladada a un hospital de Montreux (Suiza).
Allí permaneció un año hasta que la pareja, ya rota, decidió volver a Montgomery (Alabama), la ciudad natal de Zelda y el lugar donde había prosperado su familia a lo largo de cuatro generaciones. La terapia no funcionó y Scott se separó definitivamente de ella. Se volvieron a ver en algunas ocasiones, con violentos altercados, hasta que el escritor decidió emigrar a Hollywood para ganarse la vida como guionista de la industria cinematográfica. Zelda siguió entrando y saliendo de centros de internamiento psiquiátrico. Murió en un incendio de la residencia donde vivía en 1948. Ocho años antes, Scott había fallecido de un infarto en Hollywood. Tenía 40 años.
Encuentros tormentosos
Se decía que Zelda Sayre, hija de un juez de Alabama, era la mujer más bella de Montgomery. Era provocativa, fumaba y bebía, estaba siempre rodeada de chicos y nadaba con un bañador de color carne que la hacía parecer desnuda. Scott conoció a Zelda en un baile de la aristocracia local cuando él estaba destinado en la guarnición local. Se enamoró locamente de ella, que al principio adoptó una posición de frialdad. Creía que Fitzgerald era presuntuoso y derrochador y, además, su familia no le aceptaba porque era católico. Al cabo de doce meses, le envió una carta en la que le comunicaba que rompía toda relación.
Zelda reconsideró su decisión y viajó pocas semanas después a Nueva York donde trabajaba Scott. Había publicado ya 'A este lado del paraíso' y era una celebridad. Posteriormente, Zelda afirmó que su marido había copiado extensos párrafos de su diario, lo que era cierto. «Me siento orgullosa de ser tu chica y de que todos sepan que nos queremos. Te amo más que a nada de este mundo», escribió.
En el primer año de su matrimonio vivieron en varios hoteles de Nueva York, de los que fueron expulsados por sus escandalosas fiestas. Cansados de peregrinar, compraron una suntuosa casa con una decena de personas de servicio. Pronto empezaron las escenas de celos y las violentas discusiones.
Despilfarro
Ella gastaba ingentes cantidades de dinero en ropa, joyas y muebles, mientras Scott obtenía grandes sumas por la publicación de sus relatos. Fue en esa etapa cuando escribió 'Hermosos y malditos', publicado en 1922. Narra la historia del hijo de un millonario que se casa con una mujer de gran belleza, caprichosa y egoísta. Ambos se sumen en el alcoholismo y destrozan su relación. Era la crónica de la ruina de su convivencia.
Poco antes, Zelda había dado a luz a una niña, que bautizaron con el nombre de Frances. «Espero que sea hermosa y tonta», dijo su madre. Ocupada en una frenética actividad social, nunca dedicó tiempo a su hija. Nunca fue una mujer hogareña. Se jactaba de no saber hacer un huevo frito y de no haber limpiado jamás su casa.
La convivencia con Scott se deterioró tanto que Zelda intentó suicidarse con un tubo de barbitúricos
En 1924, el matrimonio se trasladó a la Costa Azul francesa. Alquilaron un chalé en Antibes, pero la relación se siguió deteriorando. Scott de encerraba en su estudio para escribir 'El gran Gatsby', mientras ella flirteaba con Edouard Jozan, un joven piloto francés.
Aunque la pareja seguía manteniendo las apariencias, el deterioro de la convivencia se agudizó hasta el punto de que Zelda intentó suicidarse con un tubo de barbitúricos. Ambos decidieron volver a París, donde ella quiso aprender el oficio de bailarina. El fracaso le llevó a una depresión que no superaría en los 18 años de vida que le restaban.
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