Urtasun: «Vamos a levantar la bandera de la cultura frente a la censura y el miedo»
El portavoz de Sumar llega al ministerio dispuesto a plantar cara a las guerras culturales de «conservadores y ultraconservadores»
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Madrid
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Iniciar sesiónCultura será en manos de Sumar un arma para dar la batalla de las ideas. Es la principal conclusión que se extrae del primer discurso del nuevo ministro, Ernest Urtasun, que recibió de manos de Miquel Iceta la cartera ministerial. Envolviéndose en conceptos ... como la libertad de expresión, el derecho a la cultura y la diversidad lingüística, el portavoz del partido que lidera Yolanda Díaz apeló a la vigencia de las lecciones de Jorge Semprún -«el escritor y político de la memoria antifascista»- en una «Europa en la que fuerzas y gobiernos conservadores y ultraconservadores están más interesados en las guerras culturales que en la cultura». Y zanjó: «Vamos a levantar la bandera de la cultura frente a la censura y el miedo. En la calle, en los medios de comunicación y en las redes sociales. Donde sea». Casi nada.
Del muro de Sánchez a la bandera de Urtasun, el nuevo ministro dejó claro en su presentación que él levantará un mandato con una voluntad netamente política. Con su apelación a Semprún, de quien este año se celebra el centenario, recordó los valores de la cultura como «antídoto contra la barbarie, garantía de una democracia plena, pilar de un proyecto europeo colectivo basado en los valores de la libertad y la fraternidad». A un lado, según Urtasun, las «lecciones del exiliado que no han prescrito»; del otro, los «relatos que apelan al miedo y a las fronteras, a la desmemoria, negando la diversidad lingüística o afectivo-sexual, ejerciendo el veto y la censura de la producción literaria y artística, convirtiendo a los creadores en enemigos y bloqueando, desde el odio, el poder de la cultura para mejorar y transformar el mundo».
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Un disparate más
Andrés Amorós
Había una gran expectación en el auditorio del Ministerio de Cultura, en el que tuvo lugar el traspaso de carteras. Muchos tuvieron que seguir el acto de pie, en las pasillos, y las caras habituales del sector -de los exministros Méndez de Vigo o González Sinde al presidente del CSD, pasando por representantes de teatros, museos, asociaciones y entidades de gestión- miraban de un lado a otro en busca de nuevos rostros. Y entre ellos los que destacaron fueron líderes de los comunes, la «familia política» del ministro, como él mismo dijo: la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y el actual secretario primero del Congreso de los Diputados, Gerardo Pisarello. Mucho aroma a Barcelona, como el que ha tenido su primer nombramiento. Jordi Martí, número dos de Colau, deja el Ayuntamiento de Barcelona y será su secretario de Estado de Cultura, un puesto que no existió en la anterior legislatura.
Arropado por Yolanda Díaz
«El nuevo ministro se trae una Secretaría de Estado bajo el brazo. Lo felicito, yo no lo conseguí», dijo Iceta, que abrió la ceremonia después de un largo aplauso. La suya fue una intervención institucional y simpática. Apeló a la continuidad, dio las gracias a su equipo por «dos años y medio maravillosos» y, tras arrancar las risas de los asistentes en varias ocasiones, deseó suerte al nuevo ministro. «Este no es un ministerio menor, es el ministerio de la vida y de la alegría, de todos aquellos que quieren cambiar el mundo y mejorarlo», dijo. «Le deseo a Urtasun lo mejor, en la confianza de que llevará este ministerio mucho más lejos de lo que lo he llevado yo. A Urtasun le queda tarea». El nuevo titular de Cultura estuvo arropado en la tribuna por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el exministro de Universidades, Joan Subirats. Getsemaní de San Marcos, que fue la voz de la cultura durante la campaña y que previsiblemente ocupará algún puesto en el nuevo organigrama, entró junto a Urtasun, pero se sentó entre el público.
Quizás fue esta bienvenida tan cándida de Iceta lo que llevó a su sucesor a no pronunciar las primeras palabras que tenía preparadas: su solidaridad con el «sufrimiento de la población de Gaza» y un llamamiento al «retorno al diálogo y una paz justa para Oriente Próximo». En su lugar, dijo que la suya iba a ser una intervención «aburridísima» en comparación con el discurso «simpático» de Iceta. «Me han dicho que el mejor día en la vida de un ministro es el día que toma posesión y el día que se va. Hoy estamos viviendo seguramente un día especial para los dos», añadió. Sin experiencia previa en materia cultural, hasta hace una semana muy pocos contaban con que Sánchez terminaría cediendo una cartera que el PSOE siempre ha sentido como propia.
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Más allá de las apelaciones a la guerra cultural, Urtasun promovió la pluralidad lingüística como un patrimonio -«España es una intersección de culturas»- y reivindicó la libertad de expresión frente a los vetos y censura de espectáculos, de conciertos y de películas infantiles que, dijo, ha habido en España recientemente: «Seremos firmes, porque no hay derecho a la cultura sin libertad de expresión». Urtasun se comprometió a seguir desarrollando el Estatuto del Artista, para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores culturales, y en cambio nada dijo de sus planes sobre los toros, una vez conocida su posición antitaurina, o cómo abordará la nueva ley de Derechos Culturales y la reforma del Inaem, que Yolanda Díaz fijó como objetivos en su discurso de investidura. El aterrizaje no será sencillo para el nuevo ministro.
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