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ABC Cultural

El urbanita vuelve al pueblo

Bitácora de nuestra derrota

«El veraneante trae consigo la modernidad. Habla de movilidad sostenible a gente que solo se pregunta si el tractor arrancará hoy. Busca leche de avena y de soja en la tienda, y el tendero le responde que avena tienen, sí, pero para el pienso»

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Alfonso J. Ussía

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Volver al pueblo en verano es un acto de fe, pero también es regresar a cuando nada dolía. Eso si tiene un pueblo al que volver, claro. Uno se cree que regresa a un remanso de paz, a un lugar donde solo suena el canto ... de los pájaros y la brisa mueve los chopos. La postal perfecta. La primera mañana, a las cinco y media, canta el gallo. Y no canta por gusto. Canta porque lleva siglos cantando a esa hora y nadie ha tenido la ocurrencia de denunciarlo. El veraneante de hoy, indignado, no entiende cómo el pueblo entero puede tolerar tal escándalo. Cuando el gallo se calla, arrancan las vacas. Suben al prado con sus cencerros, cada una con su tono particular, componiendo la sinfonía más agradable de la historia. El veraneante protesta. Habla de 'contaminación acústica', a pesar de que en Madrid duerme con ambulancias, cláxones y terrazas hasta las tres de la mañana. Pero eso sí le parece normal porque ha dejado atrás todo lo que le hizo de esta forma y le cabrea no poder controlar el mando del volumen.

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