Una tregua en medio de la guerra de los Gallagher: Oasis pone en marcha la gira más esperada

No se veía algo similar desde las reuniones puntuales de The Stone Roses o los macroconciertos de Paul McCartney en Hyde Park o Glastonbury, momentos que trascendieron lo musical para instalarse en la memoria colectiva como celebraciones generacionales.

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En este caso, la expectación no responde solo a la nostalgia o al repertorio de la banda, sino al valor simbólico del reencuentro de dos hermanos cuya rivalidad parecía irreconciliable. Y es que quince años después de su abrupta disolución en París, con una guitarra rota entre bastidores (que después fue subastada por 385.500 euros) y un enfrentamiento fratricida como epílogo, los hermanos Gallagher volverán a compartir escenario en el Principality Stadium de Cardiff, en lo que será el primer concierto de una gira que, incluso antes de comenzar, ya ha sido calificada como un fenómeno cultural, social y económico de primer orden.

Poco más de 74.000 personas ocuparán las gradas del estadio galés este 4 de julio, inaugurando una serie una cuarentena de conciertos que recorrerán el Reino Unido, Irlanda y varias ciudades del resto del mundo hasta noviembre. Estos serán los primeros testigos de un reencuentro que hasta hace poco parecía imposible, y que movilizó hace meses a cientos de miles de personas en una carrera frenética por conseguir entradas.

La demanda, de hecho, superó cualquier expectativa: en menos de diez horas se agotaron los 1,4 millones de tickets disponibles, obligando a ampliar fechas en lugares emblemáticos como Heaton Park o Wembley. Las plataformas digitales colapsaron y las redes sociales se inundaron de euforia, frustración y una marea de memes que convirtieron la noticia en fenómeno viral.

Sin embargo, la fiebre por Oasis también ha generado controversia. La venta de entradas fue objeto de críticas por parte de la autoridad de competencia del Reino Unido (CMA), que alertó sobre prácticas potencialmente engañosas por parte de Ticketmaster. Según la investigación preliminar, la empresa habría comercializado asientos estándar bajo la etiqueta «platinum» a precios hasta 2,5 veces superiores sin beneficios añadidos.

Además, la falta de claridad entre las distintas categorías de entradas provocó que numerosos fans pagaran más de lo previsto por zonas idénticas del recinto. A esto se suma la cancelación masiva de entradas adquiridas a través de reventa no autorizada y el uso extensivo de bots automatizados, lo que alimentó aún más la frustración de los seguidores.

En las redes, entre indignación y resignación, abundan los comentarios sarcásticos y los memes que juegan con la conocida volatilidad de la relación entre los Gallagher. No pocos se preguntan si el verdadero desafío de esta gira será llegar al final sin que todo vuelva a saltar por los aires. «No es si tocarán 'Wonderwall', es si acabarán la gira sin matarse», dice una de las frases en los foros. Los hermanos saben que la broma no es casual. Liam ha declarado que evitarán entrevistas conjuntas «para no incomodar a nadie», lo que refuerza la percepción de que esta tregua es, ante todo, un ejercicio de contención. Y una máquina de hacer dinero.

Y es que el impacto económico del tour es tan amplio como previsible. En ciudades como Manchester se estima un retorno de más de quince millones de libras solo por el turismo asociado a los conciertos. En Edimburgo, la coincidencia con el Festival Fringe ha desbordado la capacidad hotelera y ha provocado denuncias por cancelaciones de reservas ante la imposibilidad de absorber toda la demanda.

El regreso de Oasis, eso sí, no incluye nuevo material. El propio representante de la banda ha confirmado que no hay planes para grabar canciones inéditas ni publicar un disco. La gira se enmarca en la conmemoración del trigésimo aniversario de 'Definitely Maybe' y en la reedición en vinilo de algunos de sus sencillos más icónicos. En escena, los Gallagher estarán acompañados por miembros históricos como Paul «Bonehead» Arthurs, Gem Archer, Andy Bell y el batería Joey Waronker. También se espera la presencia de invitados especiales como Richard Ashcroft y Cage the Elephant, en una puesta en escena que privilegia la fidelidad sonora y el peso de la nostalgia.

En el plano cultural, el reencuentro de Oasis ha reabierto un debate antiguo pero aún vigente. Mientras algunos celebran el regreso como la reivindicación de una identidad generacional y musical, otros cuestionan la conveniencia de reactivar una marca asociada a actitudes hoy vistas como problemáticas y desfasadas, como la agresividad, el alcohol, las drogas y los insultos homófobos.

Simon Price, crítico de 'The Guardian', llegó a calificar a la banda como «la fuerza cultural más dañina de la historia británica reciente» y defiende que detrás de esta gira está la certeza de que «el dinero habla, especialmente cuando Noel tiene que cubrir un acuerdo de divorcio que se estima en 20 millones de libras». Para Ben Lawrence, de 'The Telegraph', «todo este alboroto en torno a Oasis forma parte de un problema más amplio: estamos atrapados en un ciclo interminable de nostalgia, y eso está dañando nuestra vida cultural» y en su opinión, «el fiasco con las entradas de Oasis demuestra que la gente está dispuesta a pagar sumas exorbitantes por revivir su juventud».

El recorrido de la gira será documentado por el cineasta Steven Knight, creador de 'Peaky Blinders', que produce un largometraje sobre el reencuentro con la dirección del dúo Dylan Southern y Will Lovelace, conocidos por su trabajo sobre Blur. La película, aún sin fecha de estreno, se centrará tanto en los conciertos como en la vida detrás del escenario, en lo que promete ser un retrato íntimo de una banda que lleva una vida entera dividiendo opiniones.

Con todo, el concierto de este viernes marcará un punto de inflexión: será la primera vez en quince años que los Gallagher compartan escenario, una prueba de resistencia para una alianza frágil, vigilada por millones y alimentada por recuerdos que aún no se disipan. Si el espectáculo fluye y las tensiones se contienen, Oasis podría completar su gira sin sobresaltos y firmar un regreso tan improbable como exitoso.

Sea como sea, Cardiff será este viernes el epicentro de una historia aún abierta. Porque aunque nadie se atreva a predecir qué ocurrirá entre Liam y Noel, miles de fans ya están listos para verlo. A pesar de las críticas, la tensión y la nostalgia sin freno, siguen dispuestos a recorrer kilómetros por revivir algo que fue suyo. Para muchos, Oasis no es solo una banda, sino un fragmento intacto de un tiempo que ya no está.

Y cuando las luces se apaguen y suene 'Don't Look Back in Anger' (No mires atrás con ira), no serán solo los Gallagher los que se pongan a prueba: también lo harán la memoria, las heridas, y una generación que aún necesita cantar para creer que aquellos días, de algún modo, siguen ahí.