Villaseca pone en órbita a otro novillero a tener en cuenta: Emiliano Osornio

Coleterón de Barcial abrió la tarde. Traserito cayó el puyazo, en el que el animal se dejó. Se fue parando en banderillas, y, tras brindar Neyra a su compatriota César Pacheco -al que podrían darle el alta en 48h-, se mostró el animal muy humillador y con calidad, aunque con las fuerzas muy, muy justas. Le dio sitio el novillero y buscó templarlo bien, aunque el enclasado animal se fue apagando. Muy noble, con más clase que un colegio, le faltaba que le acompañaran un poquito las fuerzas. Se hizo daño en el brazo izquierdo al entrar a matar.

Variado fue le recibo de Arruza al segundo, de El Añadío, protestado de salida por su escaso trapío y manso comportamiento. Su paso por el caballo no pudo ser más discreto, al igual que su comportamiento en el segundo tercio. Brindó Arruza a los médicos taurinos, y mostró mucha disposición con un novillo que pasaba sin más, y tenía tendencia a vencerse en algunos momentos, sin humillar nunca. Algo mejor iba al natural.

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Precioso fue el novillo de Partido de Resina, al que recibió con buenas verónicas Emiliano Osornio. Movió bien la cabalgadura Espartaco, yendo sin más el guapo animal. La buena cuadrilla del mexicano cumplió en banderillas, y comenzó con buen aire Osornio, por bajo y demostrando clásicas maneras, como estuvo toda la tarde. Pero el animal pasaba sin decir nada, y salía desentendido. Acortó pronto las distancias el chaval, protestando en esa distancia un novillo que tampoco embestía mucho mejor cuando le daba pasos.

Pañuelo verde para el cuarto, un ejemplar de Saltillo que se lesionó en el encierro de esta mañana. No hizo un gran alarde de bravura en el caballo el sobrero del Añadío, y fue distraído en banderillas. En la franela, no metía la cara ni queriendo, ni tenía recorrido ni embestía de verdad. Era imposible ligar, porque se paraba tras cada muletazo, y echaba una desagradable miradita al novillero antes de ir al engaño. Muy por encima estuvo Eduardo, que supo entender las dificultades del deslucido animal. Tras pinchar por segunda vez, salió rebotado el novillero, de fuerza que llevaba, haciéndose mucho daño en el brazo derecho al caer (por los gestos que ponía, parecía completamente una luxación), por lo que tuvo mucho mérito que volviera a perfilares, y pasaportar al del Añadío.

El quinto, de Conde de la Corte, no parecía mejorar la tarde cuando lo recibió Arruza. Derribó la cabalgadura empujando con fuerza, y al relance volvió al peto cuando levantaron al caballo. Acudió una tercera vez de igual manera, saliendo suelto. Lo puso el torero otra vez, mostrándose remiso ya para ir, y volviendo a salir a su aire. Fue una pataleta más que otra cosa la primera entrada. Buena actuación del varilarguero, que tuvo que aguantar una quinta entrada del violento novillo. La lidia no pudo ser ordenada por los arreones del de Conde de la Corte. Un dispuesto Arruza brindó al público, y comenzó por vibrantes doblones hasta los medios. Tenía movilidad y transmisión, pero iba con la cara muy suelta y estaba deseandito rajarse a cada muletazo. Más brusco si cabe era por la zurda. Mucho mérito tuvo el novillero, porque era un novillo para quitar el aire a cualquiera. Los problemas vinieron con el descabello. Complicada papeleta ha tenido esta tarde el conquense.

Cerró un animal de Concha y Sierra con aspecto de toro. Lo picó muy bien Juan Melgar, sin entregarse el novillo, tras lo que quitó por bonitos delantales el mexicano, y fue absurdamente llevado al caballo otra vez. Eficaz actuación de los banderilleros. Con sentidos ayudados por alto comenzó, tras lo que se puso a torear en redondo por la diestra, con el torito saliendo desentendido de los muletazos. La primera tanda al natural fue francamente buena, aunque en la segunda ya se quedó más cortito, y volvió el novillero a acortar las distancias. Dio un muletazo rodilla en tierra, improvisando, que fue una preciosidad, recordando a los carteles de toros que deja Juan Ortega cada tarde. Recordaban sus maneras a las del trianero, aunque le falta darle aire a los novillos. Defecto propio de un novillero con ganas y una buenísima intención de ligar, aunque los novillos que le han salido esta tarde no se lo permitieran. No obstante, quedan ganas de volver a ver al mexicano. Se perfiló muy largo y se tiró muy recto, aunque la media estocada, que fue suficiente para que el animal se echara, cayó algo desprendidilla.