Víctor Hernández recibe el alta tras la cornada de Madrid: «Mi inquietud es torear despacio, no salir muchas veces por la puerta grande»
El madrileño continuará recuperándose en su casa, con la vista puesta en echar un buen invierno, con la satisfacción de la tarde de entrega que dejó en Las Ventas el pasado domingo, donde resultó herido
De Víctor Hernández a José Tomás: viaje a las entrañas de la izquierda más pura
Madrid
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Iniciar sesiónEste martes le han dado el alta a Víctor Hernández. De vuelta a casa, respira ya más tranquilo, con la recuperación por delante. «Tenía un festival y una corrida en Perú, pero ya quiero recuperarme bien, así que he terminado la temporada», comenta el ... madrileño, que cuajó una extraordinaria tarde el pasado domingo, dejando unos naturales de los que todo el mundo salía hablando. Cortó una oreja, y parecía que la puerta grande estaba cerca, cuando el quinto de la tarde le levantó los pies del suelo, propinándole una cornada de 15 cm en el gemelo izquierdo.
La herida no le permitió estoquear al segundo de su lote, pero la faena ahí queda. El de los Santos de Humosa fue el torero revelación de la Feria de San Isidro, y parecía que la temporada le iba de cara cuando un toro le cogió completamente entregado en Torrejón, provocándole un coágulo en la cabeza, que le hizo perderse algunos festejos. Hernández, muy devoto de la Virgen de Guadalupe y muy creyente, siempre dice que «Dios sabe por qué pasan las cosas, pero por algo seguro».
-Recién dado el alta, ¿cómo se encuentra?
-Estoy bien. En lo personal me encuentro tranquilo, y físicamente ya he notado una pequeña evolución desde el domingo. Ya voy apoyando el pie poco a poco y dando los primeros pasos.
-En el momento del percance, pareció que caía de cabeza. ¿Se le ha agravado el percance de Torrejón?
-Caí entre la espalda y el cuello, y ayer me dolía un poquito el cuello, y todo parece que es algo muscular, que no tiene ninguna afectación de la cabeza ni de nada. Pero seguiré pendiente, por si acaso pueda tener algo mayor de lo previsto, pero estoy seguro de que va a ser sin consecuencias.
-Ese domingo dejó unos importantes naturales que bien valieron una oreja de Madrid. ¿Cómo vivió la tarde?
-Con mucha intensidad. Estaba muy concentrado en la faena, en lo que pedía el toro. Ya, una vez que lo maté, y estos días que lo he estado analizando, estoy orgulloso de seguir marcando mi camino, y de emocionar. (Hace una pausa, y continúa) Bueno, no sé si llamarlo así, pero sí que ciertos aficionados o público en general les guste y se sientan identificados con mi forma de torear.
-Sí, de emocionar, decía usted bien.
-Lo que sé es que fue algo muy bonito, y algo que no olvidaré nunca.
-¿Los olés se oyen o está tan concentrado que se mete en su burbuja?
-Se escuchan de una manera diferente que cuando uno está en el tendido. Pero sí se escuchan, y cuando pegas un muletazo, y ves que aquello conecta con el tendido, no sé explicar cómo se escucha, pero sí se nota que eso está llegando, y hace que uno se entregue más todavía.
-Y el brindis fue al padre de José Tomás. ¿Qué le dijo?
-Le dije que de sus entrañas ha salido lo más grande que ha dado el toreo. Me comentaron que estaban ahí los padres del maestro, y me parecía un bonito detalle el brindarle la muerte de ese toro.
-A lo mejor José Tomás le ha echado un ojo, porque no le puede disgustar su toreo…
-No lo hice con esa segunda intención, sólo buscaba para darles el reconocimiento como padres de esa grandiosa figura del toreo.
-¿Supo a poco la oreja?
-Yo quería más. Más allá de la puerta grande, quería volver a torear bien ese sexto toro, que me gustaba mucho de hechuras, y sentía que podía ser un gran toro. Es cierto que en el quite llegó la cornada, y también estoy muy orgulloso de haberme entregado en todo momento, de haber aprovechado cada oportunidad para mostrarme, y no dejarme nada. Todo pasa por algo, llegó la cogida, pero estoy tranquilo y en paz. No satisfecho, porque la puerta grande siempre está ahí, y de una manera u otra se sueña con ella, aunque a mí sinceramente no es lo que más me preocupa, pero a uno le hace ilusión un triunfo rotundo.
-La puerta grande nadie se la va a llevar de la calle Alcalá.
-Así me lo tomo, porque creo que uno no tiene que tener prisa por triunfar ni por torear siquiera. Hay que hacer las cosas paso a paso, y todo llegará. En mi búsqueda diaria, la principal inquietud es torear bien y torear despacio. No salir muchas veces por la puerta grande.
-Solo que una cosa puede llevar a la otra...
-A mí me gusta que una cosa sea la consecuencia de la otra.
-¿Cómo definiría esta temporada?
-No soy quién para decirlo. No me gusta definir mis cosas. Yo he intentado entregarme cada día, he buscado estar lo mejor posible y torear de la forma que siento, y me queda la tranquilidad de que algunas veces he llegado a conseguirlo, o en algunos momentos. En Madrid, en otras tardes de importancia, como pueden ser Málaga, Torrejón… Ha sido un aprendizaje muy bueno, ya que soy un torero joven y necesito torear. Pero ha sido bueno para cuajarme y seguir avanzando en esta profesión.
-¿Qué espera de la temporada que viene?
-Espero que sea mejor que ésta. Yo lo que pienso es seguir en este camino, que es en el que me siento realizado, y ojalá que pueda pisar más ferias que este año. El año pasado comencé la temporada prácticamente sólo con el aval de la oreja en la Feria de Otoño del 2024, y gracias a eso tuve la tarde de San Isidro. Con las cosas que han ido pasando este año, Dios quiera que pueda tener un arranque en algunas ferias, y que pueda depender un poco más de mí el estructurar una bonita temporada. Pero más allá de eso, ahora mismo lo que me preocupa es recuperarme bien, echar un buen invierno, ya que creo que cuando uno echa un buen invierno se refleja luego en la temporada.
-Si pudiera hablar con el Víctor de diez años que quería ser torero, ¿qué le diría?
-No sé qué le diría… A veces siento que cuando empecé a querer ser torero, ni siquiera me imaginaba el ponerme un vestido de torear. Ahora, cuando tengo la oportunidad de hacer el paseíllo en Madrid, vivo unas sensaciones y emociones que a veces no me las puedo creer. Me pregunto que qué pinto yo ahí o qué me ha llevado hasta ahí. Realmente ha sido la vocación de ser torero, esa entrega diaria...
-¿El vestido- azul pavo y oro- era nuevo?
-Era de estreno. Lo encargué justo después de la tarde de San Isidro, con el mismo bordado. Era un vestido que me apetecía hacer, y que tuvo un buen estreno.
-¿Se lo pondrá más veces?
-Seguro que sí.
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