Esta vez Las Ventas sí quiso ver al Mene

Y una ovación se llevó cuando anunciaban la salida del cierra plaza, reseñado en el orden de lidia en cuarto lugar. Con una venda en el muslo derecho, donde lleva una cornada que llega hasta el gemelo, recibió Sánchez a Disfrazado, y comenzó por ayudados por alto la labor con la franela. El animal fue el de mayor repetición de la noche, e iba humillado al cite de Sergio, que cuajó buenas tandas, siempre ligadas, especialmente al natural. Para quitarse los fantasmas, terminó con bernadinas, yendo el novillo aún con alegría. Fue una lástima que se atascara con la espada, porque tenía una oreja bien ganada.

Volvía El Mene a la Monumental tras su polémica tarde en San Isidro: en aquella ocasión el público se decantó por su lote, y él dio una vuelta al ruedo, considerando que su tarde lo valía. Lo cierto es que esa tarde isidril mostró su buen hacer, aunque algunos no lo quisieran ver, y se le midió más que a muchas figuras. Algo parecido ocurrió en su primer novillo, sólo que era imposible tomar partido por este Enfadado, que así mugía y embestía. Parecía que había resucitado el primero de la noche y lo volvíamos a sufrir. Tras una buena brega de David Salvador, estuvo por encima del de Casa de los Toreros el aragonés, y poco más, porque el viento no ayudó con la capa ni en éste ni en el anterior, aunque todos entraron en quites. Se volcó con la espada a la segunda, y el novillo le prendió por el muslo izquierdo, sin mayores consecuencias.

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Ricardito salió en cuarto lugar, toda vez que Sánchez seguía en la enfermería y se corrió turno. El novillo se dejó torear de capa, cumplió en el caballo y correcta fue la actuación de Héctor Piña. Apretaba hacia las tablas en el segundo tercio, loquito por rajarse. Pero logró sujetarlo Iker en un inicio por bajo bonito, poderoso y profundo. Así, lo fue encelando, siempre aliviándolo al final del muletazo, pero ligando templadas tandas. Un derrote seco le pegó cuando ya estaba más paradito. Qué peligrosos son estos mansos… Y qué bien estuvo El Mene con él, que volvió a la cara del animal sin mirarse. Terminó con naturales muy largos, de uno en uno, y volvió a ejecutar la suerte suprema muy bien. Entonces las lanzas se volvieron cañas, y una más que justa oreja fue a parar a sus manos.

El tercero empujó de rabieta en la primera vara, y se rompió. Pero el picador le pegó excesivamente, por lo que bajó la persiana muy pronto en la muleta. Parecía que iba a tener más vida que los anteriores, y la tuvo al principio. Pero se acabó, y hasta ahí. Zulueta estuvo elegante y voluntarioso, a la vez que sin demasiado ajuste.

Danzarín sólo estaba buscando las tablas desde que salió. Manseó en varas, manseó en banderillas, y, para sorpresa de nadie, manseó en la muleta. No decía nada, a veces levantaba la cara… Un novillo imposible con el que Javier dejó una buena trincherilla, aunque pecó, como en el anterior novillo, de tesonero. No tuvo lote, y fue absurdo alargar. Hasta un aviso le tocaron, cuando se perfilaba. Eso sí, igual que su concepto es puro, de igual manera se tira a matar, dejando dos buenas estocadas en ambas ocasiones.