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ABC Cultural

Valdemorillo: entre el temple y la autoridad de Miguel Ángel Perera

El extremeño golpea primero y sale a hombros en el estreno de la feria

Miguel Ángel Perera pasea la dos orejas de Trabuquero, un toro de Montalvo premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre Pueblos del Toreo-Alfredo Arévalo
Rosario Pérez

Rosario Pérez

Valdemorillo

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No hay público más patriota que el de una plaza de toros: tanta es la cantinela en contra que el grito de «¡viva España!» se ha convertido en un clamor de rebeldía. Crecían los «¡vivas!» con el ímpetu de las gargantas recién horneadas nada más ... arrancar el Himno Nacional. Menos impulso traía el animal que estrenaba la Feria de Valdemorillo, Tanteador, cogido con alfileres, aunque con unas bondades que se adivinaron desde las verónicas del saludo. Lo protestó un sector cuando perdió las manos, pero los dos pares que 'majó' en la mismísima cara Curro Javier cambiaron el gesto de la afición, que casi llenaba la Candelaria. Perera administró con un temple exquisito al de Montalvo, que no paraba de humillar con una clase tan dulce que empalagaba. Cada vez más lento, cosió series de pulso y tacto hasta culminar en terreno ojedista. Suavemente lo cuadró y enterró el espadazo que le otorgaba la oreja.

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