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ABC Cultural

No hay vacaciones para los que quieren ser toreros

Los chavales que se citan en el madrileño Batán mantienen su férrea disciplina bajo el sol de agosto

¡Ay si Hostelero hablara y las vacas riñesen a sus hijos!

El entrenamiento con el carretón en el Batán TANIA SIEIRA
Alicia P. Velarde

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Mientras el sol comienza a pegar fuerte, se escuchan a lo lejos los gritos de la montaña rusa del Parque de Atracciones. Treinta y cuatro grados a la sombra marca el termómetro. Los pocos jóvenes que quedan en Madrid están disfrutando de las vacaciones, ... y la mayoría siguen en la playa. Pero, yendo un poco más allá, se llega al Batán, donde los chavales de la Escuela Yiyo no piensan en las vacaciones, ni en soleadas playas, y ni en el tórrido calor, ni en lo que estén haciendo los chicos de su edad para pasar los meses veraniegos. Sólo sueñan con ser toreros y entrenar, sin descanso. Para ellos no hay más que entreno y más entreno. «El toreo tiene que estar en la cabeza», dice Samuel Castrejón, destacado alumno y último ganador del certamen Kilómetro 0. Así es, hay que vivir en torero las veinticuatro horas del día, como también les enseña el director de la escuela, Fernando Robleño, que conoce bien la dureza de esta profesión.

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