Feria de abril 2023
Tomás Rufo abre la Puerta del Príncipe
El toledano consigue la cuarta salida a hombros de la feria tras una cariñosa acogida del público que asistía hoy a la Maestranza
Morante fue llevado a hombros hasta su hotel
Morante de la Puebla detiene la historia del toreo
J. B.
Sevilla
La Plaza de Toros de la Maestranza abrirá nuevamente este jueves sus puertas, con la resaca emocional aún presente por la histórica faena de Morante de la Puebla al toro Ligerito de Garcigrande. Esta tarde se lidiarán los toros de ... Jandilla y Vegahermosa, anunciados para el undécimo festejo de abono de la Maestranza.
El cartel lo componen José María Manzanares, Pablo Aguado y Tomás Rufo. Será éste el primer paseíllo del sevillano Pablo Aguado en la Feria de Abril, así como el segundo del alicantino y del toledano. La corrida comenzará a las 18.30 horas y se podrá seguir en directo en la página web de ABC de Sevilla.
Puerta del Príncipe para Tomás Rufo
Levítico, el sexto de la corrida, castaño, un hombretón de cuerpo, estrecho de sienes. Mansón salió, correteando, con Rufo lanceando por delantales, desmayada su figura, caído el percal. Fernando Sánchez puso a todos de acuerdo, dejándolo llegar, andando hacia su encuentro. Con una voz muy seca iniciaba el toledano, sin rodeos, aprovechando la ovación al rehiletero. Fluía Levítico, con buen embroque, con calidad en su embestida. Pero le pedía una marcha más, que no tenía. Perdía las manos el de Jandilla, pero no su talento, que redondeaba por el izquierdo con la reductora metida. Y se gustaba más por ahí Rufo, que le pegó uno eterno. Todo lo rectilíneo que había ligado en su primero viraba en líneas curvas en este sexto, sin opción de ligar de dónde lo vaciaba. Va perdiendo el celo conforme se alarga la faena. Lo mata por derecho y consigue su tercera oreja: Puerta del Príncipe para Tomás Rufo.
Segundo toro para Pablo Aguado
Había cadencia en los lances de Aguado a Talador, que venía talado del alma. La media verónica, a pies juntos, fue suprema, envuelta de pasión y lentitud. Con unos torerísimos ayudados por alto iniciaba su faena, que enlaza con un sensacional cambio de mano sensacional que predecía al molinete que situó al moribundo Jandilla en los medios, donde trataba el sevillano de ponerle todo lo que le faltaba, que era un mundo. Y una vida. Pese a su humillación y clase. Hubo un natural en el que giró con la máxima expresión de la belleza, arrastrando la franela, con la cintura suelta, con la expresión del que toma un café a las cinco de la tarde. Había mucho compás en todo lo que hacía Aguado, pero no era ni el momento –tras más de dos horas de tedio– ni el lugar –con el eco morantiano aún latente en el templo del toreo–. Esto, en una plaza de menor responsabilidad, o en un festival, se hubiera saboreado.
Segundo toro de Manzanares
Se caía en cascada Repipi en cada muletazo de Manzanares, que por fin se ceñía con un toro, con media muleta recogida, con el cáncamo escondido. Decía mucho el torero, pero nada el de Jandilla, también al límite. Muy acertado en todo, incluso en su brevedad, aunque errando en la suerte suprema con cuatro pinchazos. Silencio.
Dos orejas para Rufo
Se afanaba en lancear con poderío Rufo a Insensato, acucharado, estrecho de sienes y grandullón, que se quedaba en los vuelos del capote. Tan centrado el toledano en su lidia como Andrés Revuelta en la brega, que dejó un par de lances con enjundia. El inicio no fue el mejor, de rodillas, con el animal perdiendo unas manos que no terminaban de afianzarse, pero sí fue suficiente para conectar con el público, que se sugestionaba cuando creía verlo caer en la cara del animal. Más vibrante fue la primera serie, con Insensato humillando, ralentizándose en cada muletazo, de los que le costaba salir. Defecto que tapaba el toledano en sucesiones sin fin, muy en la cara, templadas. Buen toro. Muy técnico con la zurda, en su línea, tirando ceñido. Más eco tuvo la última serie por la diestra, Liu en redondo, ligando sin llegar a vaciar los muletazos. El bravo Insensato, matado por todo lo alto, buscó la muerte en los medios. Dos orejas, exageradas.
Primer toro para Pablo Aguado
Salía Vid, el segundo bis, con las formas más particulares de esta casa ganadera: acodado por delante, escurrido por detrás. Apenas un par de lances duró el recibo de Aguado, que rápidamente desistió. Más interés tuvo en las chicuelinas que replicaban a las de Tomás Rufo, que terminaron en la puerta de toriles. Cuando se cumplía la primera hora de corrida se iniciaba el segundo tercio de una tarde que promete ser tan larga como dura. En ese inicio, con gracia en las formas genuflexas de Aguado, se mostraba la angustia del sobrero, que pedía con urgencia el tiro de mulillas. Acertó el hispalense en abreviar. Le ayudó poco con la espada, tras echarle la muleta a la altura de la testuz, aunque incluso con una suerte simulada hubiera sido suficiente para todas a este agónico animal.
Sentencioso dura en el ruedo un puyazo
Un puyazo ha durado en el ruedo Sentencioso, justito de todo, romo del pitón derecho. Poco mantuvo el brío inicial, que aprovechó Aguado para lancear con el mismo interés: ligerito en sus movimientos, templado en sus ejecuciones. Se levantaba del arranque genuflexo a la verónica, con rotundidad a partir de la tercera, como los oles que despertaba. Tres lances más duró aquello, que fue lo que duró este segundo, encogiéndose de sus cuartos traseros, exhausto, al borde del infarto. Tenía el mismo ánimo para entrar al peto que para regresar al chiquero, con el bueyero a cuerpo limpio. Acercarlo con el capote antes hubiera ahorrado tiempo.
Primer toro de Manzanares
Volaba la muleta Manzanares al ritmo de las banderas, con una brisa tan agradable para los tendidos como desagradable para el ruedo. Serpentín, el primero de Jandilla, tenía mucha apariencia por delante y poca por detrás, como simple por su lado. Bravucón, mantuvo su aspereza durante toda su lidia, en la que se reconocía un José María Manzanares más centrado y comprometido que en la imagen que ofreció el pasado viernes. Torero y templado en el breve recibo; acertado con la muleta, tratando de corregir ese vicio de puntear que tanto desbordó a Pablo Aguado en el quite. Le tapaba la salida por el derecho, tratando de ligarle, tratando de que no buscara topar en su salida. Se crecía en la reunión, abriéndose el delantero de la chaquetilla, agigantándose el pecho. Más difícil era por el izquierdo, por donde embestía con el pitón contrario. Confirmaba con la espada su mejoría, enterrando el acero con su clásica contundencia. El aviso tras la estocada también confirmaba el exceso de la lidia, para el contenido final.
Comienza el paseíllo
Arranca el paseíllo en la Plaza de Toros de la Maestranza con dos tercios de plaza, acentuadas las ausencias en los tendidos de sol, tan inhumanos en una tarde como ésta. Ondean con fuerza las banderas, señal de que el viento puede reclamar protagonismo durante la corrida. Viene Manazanares vestido de azul noche y oro, Aguado de carmesí y oro y Tomás Rufo de gris plomo y oro.
Aunque esté anunciados de ambos hierros, finalmente todos serán de la divisa principal de la ganadería (Jandilla) y se lidiarán en el siguiente orden de lidia: Serpentín, Sentencioso, Insensato, Repipi, Talador y Levítico. Los sobreros, ambos de Jandilla, serán: Vid y Ochavón.
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