Centenario de Pepe Luis Vázquez
El 'Sócrates de San Bernardo', nexo entre la tauromaquias de Chicuelo y Curro Romero
Ayer se cumplieron cien años del nacimiento del maestro del viejo arrabal, arquetipo de la naturalidad torera
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Iniciar sesiónHace un siglo que nació el primogénito del capataz del matadero del Cerro del Águila , un niño que maduró en una de las siniestras corraletas cuando osó despojarse del babi de crudillo para usarlo como capa con la que lancear un ... becerro; el alumno al que un director de escuela recomendó matricular en un colegio para superdotados , poseedor de un intelecto del que se aprovechó para vislumbrar como nadie las condiciones y el estilo de los toros ; el crío que recibió su primera perra gorda de un trabajador de la Pirotecnia Militar que lo vio toreando de salón en la calle; el 'mozart' del toreo al que probaron en la intimidad de una Maestranza cerrada a cal y canto para él ; el torero que sublimó la sevillanía al doctorarse en la festividad de la Virgen de los Reyes , seis años antes de proclamarla patrona de Sevilla y su Archidiócesis; el novillero que se catapultó en plena Guerra Civil ; el amigo y contrapunto de Manolete durante la posguerra; el eslabón contiguo a Chicuelo , precursor del toreo sevillano, que terminaría cediendo el testigo a quien llegó cuando él marchaba: Curro Romero ; el maestro que se ruborizaba de su catalogación como de la Escuela Sevillana, sabedor de que su capacidad e inteligencia se trivializaban inmersas en un catalogo que muchos limitaron a la torería grácil; el poeta que describió el toreo como «una cosa en el aire que se aposenta en un momento y que desaparece »; y el enfermo de ceguera que se vanaglorió de tener una estatua en su honor frente a la Puerta del Príncipe «para así poder mirarla eternamente con los ojos del alma ».
Aunque Vicente Zabala lo rebautizara acertadamente con el sobrenombre del « Sócrates de San Bernardo », bastaba con pronunciar su nombre de pila para identificarlo: Pepe Luis. Sin apellido , como cuando se cita a José, a Juan y a Curro. Algo debieron intuirle en la finca El Quintillo al nieto de 'Vázquez Chico' , banderillero del viejo arrabal, para probarlo con dos novillos en la Plaza de Toros de Sevilla . Uno de Guadalest y otro de Miura , casa ganadera, esta última, con la que formaría un tándem único. A la que le inauguró la plaza de tientas rectangular de Zahariche y con la que mantiene el récord de haber lidiado en más ocasiones sus toros en la Maestranza. ¿Se imaginan a un torero de nuestro tiempo, y de su talla, tan dispuesto a torear estos cornúpetas? Su intuición le facilitaba el entendimiento: parecía que los había parido y comprendió que jamás había que llevarles las contraria en su lidia.
Era lo apolíneo y dionisíaco . Su toreo pasional se cimentaba en una mente privilegiada, porque según explicó « es fundamental tener cabeza para aprender la técnica del toreo y para conocer al toro . Y después viene el corazón, que no quiere decir ponerse bonito , sino sentir lo que se realiza», señaló en una entrevista a Vicente Zabala. Pero también afirmó concebir el toreo «como arte, por encima de todas las etiquetas, estilos y hasta escuelas taurinas. Porque o se torea bien o se torea mal ».
Un secuestro nazi
Confirmó la alternativa contra su voluntad , dos meses después del doctorado: volviendo de una corrida en Zaragoza, y a la altura de Guadalajara, lo esperaba un control de la Guardia Civil : «¿Es usted Pepe Luis Vázquez? Pues acuda a Gobernación que mañana tiene que torear en Madrid. Lo habían escogido para la corrida que presidiría Heinrich-Adolf Himmler , jefe de las SS nazis y arquitecto del Holocausto. «¿Qué le ha parecido la corrida?», le preguntó el maestro en el obligado saludo protocolario; « un espectáculo cruel y sanguinario », contestó el invitado de Franco.
Al igual que su admirado Juan Belmonte, estuvo 1 3 años como matador de toros en activo , volviendo para un retorno fugaz. Lideró el escalafón en sus dos primeras temporadas como torero alternativado, aunque los números menguaron tras la cornada sufrida en Santander en 1943 , que le desfiguró la cara y le provocó con posterioridad la pérdida total de la visión . Aunque estuvo más de un año sin enfundarse el terno de luces, fue en esta postrera etapa cuando brotarían las que él mismo calificó como las mejores faenas de su carrera . Menos aún compareció desde la muerte del genio cordobés.
Aunque en su albor tuviera como referentes al Pasmo de Triana y a Manuel Jiménez 'Chicuelo' , «que fueron quienes más me impresionaron» —dijo pepeluis — en su recuerdo quedaron marcados el citado Manolete, Manolo González y Pepín Martín Vázquez . Por las angosturas de la gracia torera de los sevillanos se abría hueco la capacidad sobrenatural del cordobés , desarrollador de las líneas que previamente habían marcado Gallito y Belmonte , y que por primera vez fusionaría y pondría en práctica Chicuelo: la ligazón .
En 1998 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y el 20 de abril de 2003 se inauguró un monumento en su honor en el Paseo de Colón . Ahí aparece perfilándose con su clásico ' cartucho de pescao ', pase que desarrolló tras las historias que su abuelo le fue contando de ' El Espartero ', del que le decía que esperaba a los toros con la muleta plegada desde muy lejos. «Yo, en el cartuchito, la sujetaba con la mano izquierda y vaciaba la embestida con un pase por ese mismo pitón», le contó al periodist a Luis Nieto en el libro 'Toreros de Sevilla' .
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