Salvador Balil Forgas: «La Real Maestranza a nivel espiritual es el templo del toreo»

Desde entonces, la afición a la Fiesta de Balil Forgas, vinculado por tradición familiar a la industria textil catalana pero que por casualidades nació en 1937 en Sevilla , no ha dejado de crecer, disfrutando del toreo en Barcelona, hasta su prohibición, y otras partes de España, pero también dedicándole volúmenes como «Juan Belmonte en la soledad de sus atardeceres» .

Este viernes presenta en la Fundación Caja Rural del Sur su último libro: «Viaje por la Barcelona taurina» (El Paseo), que se alzó con el I premio de literatura taurina Enrique Ponce-Club Allard y que, como el subtítulo «Evocaciones de un aficionado» indica, puede leerse como unas memorias taurinas.

«Es un orgullo que el jurado considerara que era merecedor del premio. Es un libro escrito con mucho cariño hacia los toros », explica el autor, quien rememora cómo su abuelo y su padre le fueron introduciendo el gusanillo en largas conversaciones dominicales. «Yo los escuchaba con los oídos atentos y me encantaba hablar con ellos de Guerrita, Joselito o Manolete, que eran como dioses», señala.

Dividido en tres partes, el libro arranca con lo que para este autor deben ser los fundamentos de la Fiesta. «Abordan ciertos conceptos del toreo desde mi perspectiva personal, como la torería , por ejemplo, porque sin ella una faena se queda solo en pinturería».

A estos capítulos más teóricos le sigue una segunda parte en la que Balil Forgas traza perfiles de diestros tan conocidos como Manolo Vázquez junto a otros quizás menos populares para el público actual, como la rejoneadora peruana Conchita Cintrón .

«Era una diosa rubia y una dama que tenía una afición superior al toreo a pie que a caballo. Cuando vino a España entre sus sueños estaban conocer a Juan Belmonte y torear en la Real Maestranza . Allí quiso torear a pie, pero como en aquella época estaba prohibido que lo hicieran las mujeres, otro tuvo que matar al toro. Llorando —recuerda el autor en su libro— se lamentó en el ruedo de que era el primer toro que dejaba vivo en su vida ».

En la tercera, Balil Forgas se centra en Barcelona y sus hondas raíces taurinas, recordando a figuras como Mario Cabré y las plazas de la Ciudad Condal . En una de ellas, la Monumental, disfrutó muchísimas tardes un autor que, por su condición de nacido en Sevilla, reconoce tener el «corazón partío» entre aquella y la Maestranza.

«He venido muchísimos años a la Feria y la preferia. En la Real Maestranza se siente el arte de forma distinta , una cosa que no es comparable a nada porque Sevilla es también distinta. La Maestranza es a nivel espiritual el templo de toreo , frente a Madrid que puede ser la cátedra».

Este escritor, pese a la persecución que sufren los toros en Cataluña, confía en que la Fiesta pueda volver Barcelona, que Rafael el Gallo calificaba como la ciudad española que «más exaltaba y más afición tenía al toreo».

«Los aficionados catalanes más que ilusión, tenemos fe . Estuve hablando con el empresario de la Monumental y lo vi con una predisposición mayor de la que pensaba. Además, tiene la plaza inmaculada y en perfecto estado . Ahora tenemos la ley a favor y el presidente de la Fundación del Toro de Lidia, Victorino Martín , ha llevado a los juzgados al Ayuntamiento de Olot por prohibir un festejo en la plaza de esta localidad. Si al final se consigue en Olot, tendremos un primer paso importantísimo para ver si el empresario de la Monumental acepta el reto».