El milagro de Juan José Domínguez: «Era la misma trayectoria que las de Yiyo y Montoliú»

Su suerte estaba detrás del burladero, en forma de ángel de la guarda. El doctor Enrique Crespo lo recibió en la enfermería escuchándole gritar: « El toro me ha matado. Me ha roto el corazón ». Aunque no fue así, por milímetros. Durante las dos horas que duró operación aquel corazón bombeaba a 130 pulsaciones por minuto .

De la posterior estancia hospitalarias salió la emotiva foto de familia con los diestros heridos en Vistalegre: Pablo Aguado, Juan José Domínguez y Manuel Perera , junto al heorico Juan José Padilla . «Sufría por no poder ver a mi hijo, aunque me animaba estar rodeado de toreros. Y con otros muchos que llegaban. Cuando vino Iván García , que fue uno de los compañeros que me llevó a la enfermería, rompimos a llorar . Recuerdo que le pedía que corriera porque no podía respirar. Me acordaba de la cornada de Montoliú », explica Domínguez.

Una ambulancia lo llevó de regreso a Tomares después de una semana en el hospital. Desde su llegada no hay hueco para la tranquilidad en el domicilio: cuando no suena el móvil, suena el timbre. Tiene a todos sus compañeros, amigos y familiares pendientes de él . Y repartidores que no dejan de traer regalos, aunque el mejor obsequio se lo entregó el doctor Crespo: la vuelta a la vida. Es algo que no deja de repetir durante la conversación: « Debo darle gracias a la vida por esta nueva oportunidad ».

Todas las cornadas son inoportunas, pero ésta le ha sobrevenido en un momento muy delicado : llevaba casi dos años parado. Hombre de confianza de Roca Rey , su matador dejó de torear en 2019 por lesión y en 2020 la pandemia los volvió a dejar en casa. Les fue bien en su reaparición del pasado 15 de mayo en Córdoba : triunfó el diestro peruano y Domínguez se salió en la lidia y en banderillas. «Llegaba con la moral por las nubes a Vistalegre. Era la primera que nos televisaban y los banderilleros también asumimos unas responsabilidades, aunque el año pasado fuésemos ninguneados por el Gobierno . Es cierto que esta cornada también me ha tocado en el aspecto económico, pero gracias a Dios eso tiene solución».

Supo desde el primer momento que el toro le podía echar mano: «En el primer par de banderillas ya me apretó, aunque pude escaparme. En el segundo no me perdonó . Tras el primer topetazo mi cuñado, José Chacón , consiguió quitármelo, pero el toro estaba encelado conmigo . En cuanto vi cómo se volvía supe que de esa no me iba a escapar ».

Los tercios de banderillas en Vistalegre no han sido nada fáciles. Muchos señalan los casi seis años de edad con los que se están lidiando los toros durante la pandemia . Y Domínguez también aporta su reflexión: «Los toros cada vez salen más duros para banderillear. No sé si será por el manejo de colocarles las fundas o por los corredero s, pero están más listos que nunca».