Mejor El Cid que Victorino
Muy fácil lo tiene Victorino después de los petardos ganaderos pero tampoco logra remontar del todo

En la comida ofrecida por el Rey, con motivo del Premio Cervantes , muchos me hablan de toros: Esperanza Aguirre , de la corrida sevillana del Domingo de Ramos , que vio junto a la Duquesa de Alba —y de Mourinho —. Recién llegado de América, Mario Vargas Llosa quiere acudir a alguna corrida de San Isidro. La ministra de Cultura presume de su chaqueta, color capote de torear. Mercedes del Palacio se interesa por Morante . Víctor de la Concha ha leído los artículos sobre Juan Pedro Domecq . Álvaro Pombo, que prepara una novela sobre un héroe trágico, me pregunta si encajan en ese tipo Joselito o Belmonte...
Muy fácil lo tiene Victorino después de los petardos ganaderos pero tampoco logra remontar del todo. Sus toros son serios, bien presentados, pero varios flojean y se paran demasiado. A Padilla le tocan dos de estos marmolillos . El primero pelea sin codicia. Lo banderillea el matador sin gran lucimiento. Lidia con oficio y lo mata con eficacia: no cabía más.
El cuarto, largo, más escurrido, sale con alegría y Padilla consigue verónicas vibrantes. ¡Parece que sale el sol! Pero pronto escarba, hace floja pelea en varas. Nuevas banderillas del matador, muy desiguales. En la muleta, como ahora dicen, el toro «se agarra al piso». Lo mata con guapeza: una gran estocada de rápido efecto. Ha tenido los dos toros más parados: no es diestro exquisito pero ha mostrado oficio y disposición.
A Salvador Cortés , que necesita mucho un triunfo, le tocan los dos mejores toros. El tercero es pegajoso, reservón, pero, tragándole, embiste bien. Logra el diestro algunos derechazos suaves pero la faena es intermitente y la estocada, caída.
El sexto parece muy flojo, hace pobre pelea. Lo brinda Salvador a su hermano, el banderillero que sufrió tan grave cornada . Después de pararse, el toro resulta ideal, de dulce, por la izquierda: consigue buenas series de naturales, arrastrando la muleta. Pierde la oreja al pinchar antes de una gran estocada pero da la vuelta al ruedo. Es un gesto de figura el del Cid al apuntarse, sin necesitarlo, a los toros de Victorino (y, pronto, en Valencia, a los Miuras). A su primero, que humilla mucho pero flaquea, lo pica bien Manuel Jesús Ruiz Román y lo lidia de maravilla El Boni. El Cid está muy firme, adelanta la muleta, lo enseña a embestir. Consigue derechazos muy suaves. Un metisaca precede a una gran estocada: podía haber dado la vuelta al ruedo.
Las buenas sensaciones se confirman en el cuarto: buenas verónicas y un trasteo clásico, muy en corto, sin una duda, a un toro paradito. Otra gran estocada. Lo mejor es comprobar su plena recuperación.
Aunque no corte orejas, ha estado mejor El Cid que Victorino, sin duda. No nos hemos aburrido como las tardes anteriores. Recuerdo unos versos que mi memoria debe de haber alterado: «Con victorinos flojos, que se paran, / sobre el dorado albero, El Cid cabalga» .
REAL MAESTRANZA DE SEVILLA.
Jueves, 28 de abril de 2011. Cuarta corrida. Seis toros de Victorino Martín, serios pero muy parados; destaca el sexto por la izquierda.
JUAN JOSÉ PADILLA, de verde botella y oro, estocada (palmas). En el cuarto, gran estocada (ovación y saludos).
EL CID, de azul marino y oro, metisaca y gran estocada (ovación y saludos). En el quinto, buena estocada (ovación).
SALVADOR CORTÉS, de berenjena y oro, estocada caída (silencio). En el sexto, pinchazo y estocada (vuelta al ruedo).
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete