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EL MOMENTO DE LA VERDAD

El rugido de Roca Rey en el templo del silencio

Del odio al amor sólo hubo un paso: su poder de primera figura y su valor desaforado. Hasta gritar su supremacía y abrir la Puerta del Príncipe de Sevilla

El don divino del gafe que sigue a Morante

Roca Rey, por la Puerta del Príncipe EP
Rosario Pérez

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Pocos públicos hay tan veletas como el de los toros: los mismos que un día encumbran a un torero se la juran para la próxima. Y viceversa. Claro que para eso hay que tener la capacidad de Roca Rey, a quien le tocó sufrir ... la hostilidad de Sevilla en la victorinada. De los tendidos y de la banda, que ayer sopló pronto trompetas. No le quedó otra con la volcánica apertura de rodillas. Hasta ponerse en pie mientras flotaba en un molinete engarzado a uno de pecho, que los abrocha con una redondez suprema.

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