'La Suerte', un viaje entre lo tradicional y lo moderno

Óscar Jaenada brilla como el maestro, un torero legendario en declive, con esa mezcla de fuerza y melancolía tan suya. A su lado, un genial Ricardo Gómez encarna a David, un joven taxista que entra por azar en ese universo, aportando frescura y humanidad. La química entre ambos sostiene la serie: un viaje físico por plazas y pueblos que se transforma en una travesía emocional, un aprendizaje sobre tradición y modernidad.

La serie acierta al usar la tauromaquia como escenario, no como tema central. Rodada en 16 mm y en localizaciones reales que huelen a polvo y verano, 'La Suerte' convierte cada calle y cada gesto en símbolo. La tensión entre experiencia y descubrimiento da forma a un relato íntimo y visualmente hermoso.

Sin embargo, al centrarse en el viaje emocional, a veces se esquivan las aristas del mundo taurino: sus dilemas éticos, la mirada del público, el silencio de la plaza. Pero la autenticidad de las actuaciones y la potencia visual compensan esas carencias.

Lo más valioso es el reconocimiento: el espectador andaluz, sevillano o simplemente español se ve reflejado en esos espacios, emociones e incertidumbres. La tradición se cruza con la modernidad, la rutina se rompe y surge la amistad.

En definitiva, 'La Suerte' no es solo para aficionados al toreo. Es una historia sobre encuentros, raíces y riesgos contada con honestidad y corazón. Y en la vida, como en el ruedo, eso tiene un valor enorme.