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EL MOMENTO DE LA VERDAD

Miguel Ángel Perera come despacio para devorar la Puerta del Príncipe de Sevilla

Lección de temple absoluto y autoridad del extremeño, que corta tres orejas en una interesante corrida del Parralejo, con un Oloroso premiado con los honores que arrebataron al Tabarro de Santiago Domecq

¡Que salude don Santiago Domecq!

Miguel Ángel Perera sale a hombros por la Puerta del Príncipe Arjona
Rosario Pérez

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Qué difícil es comer despacio cuando hay ganas de comer. Suenan la música callada de Curro Romero y la bulería de Marina Heredia para que Perera las haga sueño. Porque así fue su obra a un toro de magnífico ritmo del Parralejo. A Oloroso ... le colgaban embestidas que eran azahar, potenciadas en su aroma por Miguel Ángel. Vestido con el verde de la Extremadura vital y con el azabache del dolor, parió el temple de un hombre criado en sus campos, de un torero que deletreó esa palabra mágica que nace en las muñecas y muere en el corazón. Lentamente, con la suavidad que enganchaba la bravura y vaciaba la nobleza, ¡incluso de rodillas! Para luego tejer en pie series de distancia perfecta, de asentamiento en el Oeste, de cerebro de Einstein y de pletórico dominio. El mandamiento del guante de seda, el de la capacidad de convencer y dar celo sin violencias, el de la mano baja en un romance sin estridencias.

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