La emoción de Carmen Tello: «Curro Romero es sublime como persona»
Elogia a su marido de manera muy cariñosa en un momento muy especial en el 90 cumpleaños este viernes del torero y recuerda con anécdotas algunos de los pasajes más bonitos vividos juntos
Agustín Arjona: «Gracias a Curro Romero aprendí a fotografiar con cierto temple»
R. Arrocha
SEVILLA
Con una alta expectación, y acompañada de Curro Romero, había llegado Carmen Tello a la sala Antonio Machado en la Fundación Cajasol sin poder imaginarse que sus minutos siguientes serían de tantísima emoción. Miró al horizonte en una sala abarrotada de amigos, muchas caras conocidas, ... entre ellas, la del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, y dio las gracias en uno de los encuentros de Carrusel Taurino más bonitos. Curro Romero, justo enfrente, a unos pocos metros, sonrió.
En un segundo plano, a falta apenas de unas horas para cumplir los 90 años (este viernes), el matador miró orgulloso a su mujer dando muestras de una complicidad muy especial justo antes de que el director del programa de Canal Sur Radio, Juan Ramón Romero, comenzara con una entrevista llena de amor.
«Con Curro me he quedado muerta muchas veces, por muchas cosas. Me quedo con él, en esos últimos años, en los que decía que no se acordaba de nadie, sino sólo de mí. Ahora lo dice más veces. Yo me alegro muchísimo cuando dice esas cosas. ¿Cuándo se lo dije yo? Eso fue poco a poco. Yo he sido siempre una admiradora de él como torero. Con 10 años ya lo vi. Fui con mi padre. Tengo 68 años ahora. Mi padre me dijo: 'esto que tú has visto no lo vas a ver jamás en tu vida'. Mi abuela era amiga de la abuela de Curro. Y le decía: 'rece mucho por mi nieto'. Yo me acuerdo. Había una foto de Curro en la casa.
Carmen Tello habló de cómo su relación fue a más con su actual marido: «Curro era muy amigo nuestro. Empezamos a hacer planes juntos. Me daba un poco de agobio por él. Es un hombre serio. Poco a poco, empecé a tratarlo un poco más de cerca. Después de ocho y nueve años lo que más me gustó, fue cómo trataba a mis hijos. Ahí me ganó como persona. Yo le digo que es muy tímido, y Curro me dice que no, que él es prudente. Es un hombre muy inteligente, pero (mira a Curro) no te lo vayas a creer todo». La sevillana siguió describiendo al torero con mucho orgullo: Se juegan la vida. No me expresaba el miedo. Él se iba sólo al hotel. No le gustaba que la gente entrara. ¿Yo y el miedo? Cuando salía un toro bueno, me preocupaba. Se jugaba la vida. Un toro malo, pues lo pasaba mal, pero de otra manera. La gente le decía cosas. Le tiraban de todo. Una vez le tiraron unas latas de Coca Cola llenas. Ha sido querido y odiado. Él es opuesto a mí. No puede con gente que le saluda… Le abruma. Intento disimular. Él se agobia. No le gusta que le digan cosas. Quiere ser como una persona normal. Tiene que tener paciencia con eso. Pero sí es verdad que aguanta mucho.
Ante la pregunta de Juan Ramón Romero de qué prefería, si al torero o la persona, Carmen Tello respondió ipso-facto: Como torero, a los curristas, que yo me incluyo, es extraordinario. Y como persona es sublime. Me quedo con los dos», dijo entre los aplausos de los asistentes, para a posteriori destacar que «somos un complemento. Yo me embalo, y él me frena. ¿Si yo he renunciado a algo?». La única renuncia fue… cuando dio la espantá con la boda. Él dice que no se lo recuerde. Estaba poniendo las mesas, y había desaparecido. Lo hizo sin pensar. Pronto recapacitó y fue a buscarme. No me costó perdonarme. Eso fue una persona que le puso la cabeza… Yo sé de dónde venían los tiros. Yo me fui a mi casa, y mi amiga Cayetana, esperando conmigo. Volvió a los dos días y ya está».
Carmen habló de lo que han aprendido uno de otro: «Ya usa el teléfono mejor. Ya enciende mejor la televisión, que se hace un lío con los canales. Yo también he aprendido a tener más templanza. Curro no se pelea con nadie. Él dice que lo que más le gusta es la soledad, porque sólo no se pelea». Ya al término de una jornada preciosa, Carmen leyó una poesía de Ángel Peralta al torero, y dos cartas que había recibido Curro Romero de un niño, de tan sólo 13 años, y de un joven, de 23, y en las que plasmaban lo que quieren al de Camas. Curro Romero, feliz, terminaría recibiendo la sorpresa del 'cumpleaños feliz' entonado por todos, y con un final que aún retumba entre los presentes: «Cada día te quiero más». De Curro a Carmen
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