Toros en Sevilla
Daniel Luque graba su nombre en la histórica despedida de El Juli, leyenda viva del toreo
Feria de San Miguel
Un bajonazo en el último momento le cierra la Puerta del Príncipe al de Gerena, que gana categoría, como la plaza
La emocionante despedida de Julián López 'El Juli' acabó entristecida por la traición de Garcigrande, su ganadería predilecta, su talismán en esta plaza
Sevilla
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Iniciar sesiónSe va el niño prodigio, el hombre que hizo historia, el torero que fue leyenda. Veinticinco años de alternativa, un cuarto de siglo con mando en plaza. Que gobernó hasta con tres generaciones diferentes. «Lo que diga y haga Julián», decían los demás. Que ... soportó el peso de la púrpura en la ausencia de José Tomás, que fue referencia para los que estaban por llegar y que se va de los toros sin saber quién le reemplazará. El niño que zozobró a los maestros, el adolescente que encandiló a los mexicanos, el indiano que regresó acaudalado y el emperador que conquistó el territorio hispano. El de las siete puertas del Príncipe, el de Cantapájaros y Orgullito, y el de los naturales al toro de La Quinta en Madrid, aquel ramillete de pases que resumía toda su trayectoria: sagacidad, casta, poder, entrega y profundidad. Se va Julián López 'El Juli', la figura indiscutible del siglo XXI, desde la cima de la atalaya profesional.
Domingo 1 de octubre de 2023. Día I después de Juli, ya comienza su legado. Que arrancó con honor y gloria en una Maestranza desbordada de emociones. Con aficionados llegados de medio mundo para rendirle pleitesía en el sanctasanctórum del toreo, su plaza predilecta. Pocos han sabido irse como él: cinco minutos antes de que alguien se lo pidiera. Lo hace en la fase más artística de su carrera, menos lastrada por el peso de una fiesta que empieza a adolecer de toreros ejemplares como él. En la plaza y en la calle. Un hombre intachable, un torero de época. Fue ídolo de quienes hoy lo acompañaban; primero de Castella, después de Luque, que terminó grabando su nombre en la histórica despedida del maestro.
La atronadora ovación removió los cimientos de la Maestranza hasta enterrarse en el antiguo monte del Baratillo. En cinco ocasiones se pusieron todos en pie: tendidos, maestrantes y presidente; los areneros soltaban sus herramientas, los banderilleros soltaban sus capotes. También se cuadraba ante el torero la plana mayor del entramado empresarial; los que tantas veces lo llegaron a contratar, los mismos que le trataron, sin éxito, de menoscabar.
Feria de San Miguel
- Plaza de Toros de la Maestranza. Domingo, 1 de octubre de 2023. Se colgó el cartel de 'No hay billetes'. Presidió, muy acertadamente, Fernando Fernández Figueroa. Se lidiaron toros de Garcigrande, de escaso fondo. (1º, 3º y 5º) y Domingo Hernández (2º, 4º, y 6º). 1º, moribundo; 2º, de clase suprema y poca fortaleza; 3º, de menos a más; 4º, agarrado al piso; 5º, con calidad aunque sin raza; 6º, difícil, con fondo de bravura.
- Julián López 'El Juli', de sangre de toro y oro. Pinchazo, estocada trasera larga y seis descabellos (silencio); sartenazo (oreja).
- Sebastián Castella, de azul marino y oro. Estocada (ovación); estocada algo caída (silencio).
- Daniel Luque, de verde oliva y oro estocada (dos orejas); bajonazo (ovación).
Garcigrande, su ganadería predilecta y gran talismán, se empeñó en aguarle la fiesta. Con el moribundo primero y el agarradísimo cuarto. Diez minutos pasaron desde que el madrileño tremolara su primer lance hasta que sonaran los cascabeles de las mulillas para llevarse Venturoso, con el hierro de la 'G', enfermo de fondo, enfermo de estilo. Un morlaco de hormigón al que tampoco estoqueó con corrección. Más emoción tuvo lo de Saleroso, con Juli arrodillado frente a la puerta de chiqueros, como el niño que tiene todo por demostrar. Con la entrega de Sevilla, con el cariño encomiable de Tejera, que acompasó el vibrante recibo; a la postre, lo de mayor enjundia de su lidia.
Una expresión extraordinaria traía el de Domingo Hernández, bajo de tipo, descolgado, algo acochinado y con mucha badana en su frontal. La plaza era un clamor y el niño Juli se crecía por lances, como Álvaro Montes, leal servidor de este postrer emperador. Al que terminarían por pedir entre silbidos, como en aquellos difíciles momentos, que tomara los garapullos. Como si Julián fuese un julay, ajeno a las dificultades de este Saleroso, que se lo haría pasar mal a Soler y Sánchez, desbordados por su cambiante arrancada. En los medios, meneando montera, muleta y espada, brindaba con todos en pie, con la banda tocando por Suspiros de España. Suspiros que brotaron cuando este (pen)último de su vida dijo no. Le cantaron los naturales postreros; de frente, uno de ellos con la pata 'palante', algo tan de Sevilla, de su plaza. No fue la mejor estocada, pero sí mereció la oreja, por cuanto suponía este momento. Más torero fue su gesto final, el de su despedida, negándose a ser sacado a hombros. Hasta siempre, maestro.
Vacío de raza salió Titiritero, que parecía un chiste malo para el exquisito capote de Daniel Luque. Muy alto el de Garcigrande, con los pitones encalados, que salía cruzando la pose y disparando en cada relajación del torero, llevando al límite ese peroné aún por recuperar. Pero lo de Luque, afortunadamente, no es toreo de piernas, sino de muñecas. No ejercita los abdominales, trabaja la cabeza. Anduvo soberbio en cada gesto, como en el interminable pase de pecho que amarraba la torera salida de tablas. Levantó a la gente, levantó a la música. Fueron esos pases de pecho los momentos cimeros de una faena intensa, digna de la temporada de Daniel Luque, el nombre propio de 2023. Sonaba Tejera con el de Gerena cuajando a Titiritero, que se despertó en ese último tercio para que Daniel acabase con el cuadro, aún más bragado al natural, con el de Garcigrande pidiéndole el carné, probándolo en cada momento. Lo desconcertó hasta el punto de hacerlo también bueno por ahí. Macizo en todo momento, como con la espada, enterrada en el hoyo de las agujas. Aguantó la petición Fernando Fernández Figueroa, que acertadamente le concedió las dos orejas.
Como acertadamente, para darle categoría a la tarde del torero y a la plaza, le negó la tercera. Con el sexto, en una faena nuevamente inventada, tan difícil en los capotes y tan entregado a la poderosa muleta de Luque, soberbio con la diestra y errado con la espada, demasiado caída para una tarde de tanta altura. Daniel Luque, torero del 2023, esperanza del 2024.
Galvanizado tras la controversia de la víspera saltó Castella, inspirado, arreado. De hinojos se encontró con Amador, el segundo, lentísimos sus lances, extraordinario en una especie de noria tras crecer su planta. El de Justo Hernández tenía el gesto típico de la casa de redondear a la salida, creciendo en entrega y profundidad en cada lapazo. Como en los del quite de Luque –a secas, como su capote–, tres y una media ¿para qué más si lo había bordado? Hubo cadencia y torería en su estilo, aguantando la llegada del negrito, meciendo su clase suprema ¡Qué torero tan bueno es el de Gerena! Y replicó el francés, más arrollado, empapado en sangre. El lance de José Chacón que contábamos el día anterior fue minúsculo para la nueva lidia del coriano, enorme en cada uno de ellos. Embarcando la embestida, ralentizándola, llevándola larga. El tercero, sin perder pasos y con la pata 'palante', fue de música, como el par de Vioti, que se jugó los muslos.
Brindó el francés a Juli, su primer ídolo, una nueva faena de cierta conexión. Más emocionante en su apertura, con un cambiado en la raya del tercio. Ayudado por la condición de este Amador, Castella toreó sumamente despacio. Aunque faltase un punto de emoción en los finales, con el de Justo Hernández entregando la cuchara, al límite de raza. Extraordinario en su estocada. Más raza la falto el quinto, Espumoso, un toro sin historia, como la faena.
La Revolera: cuatro apuntes de la corrida
- Presidente. Seguía pesando sobre el ambiente la penosa imagen que un día antes había dejado Gabriel Fernández Rey en la categoría de la plaza. Este domingo, en cambio, estuvo a la altura Fernández Figueroa, que sólo concedió una oreja a El Juli y evitó una nueva Puerta del Príncipe, cuestionada por la espada.
- Banda Tejera. La Banda del Maestro Tejera rubricó una de sus más acertadas temporadas, sin protagonismos excesivos y demostrando sensibilidad a la hora de despedir a Julián López 'El Juli', al que tocaron tras su gesto a portagayola y tras arrancar su última faena.
- José Chacón. El torero de Coria bordó la lidia del segundo de la tarde. Sensacionales fueron todos sus capotazos, del primero al último. Tiene temple, torería y mucho poder en su percal. Esos lapazos también merecen colgar de una pared.
- Un ciclo para el recuerdo. La Feria de San Miguel terminó con el éxito esperado de público (tres carteles de 'no hay billetes') aunque cuestionable fue su resultado artístico, propiciado principalmente por el escaso fondo que han tenido las tres corridas de toros. Dicen que el famoso mosquito está mermando las ganaderías. Le picaría a las tres.
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